//Por Jesús Hoyos Hernández//Proyectando a México//Herencia Cultural
//Prehispánica//
En los años 40s, había pueblos expertos en la fabricación de capotes de palma.
Dice: en este arte y eran las mujeres las encargadas de su manufactura, aunque también hay hombres que lo hacen. Los capotes se fabrican colocando sobre el suelo trenzas de palma distendidas, sobre las cuales se amarran hojas no tejidas de palma, imbricando en el exterior las capas en la forma en que se hace el tejado de las casas. La palma se trabaja previamente humedecida. En el pasado muchos campesinos portaban sus nahuales "capotes" en tiempo de lluvias, no sólo cuando trabajaban en el campo sino cuando bajaban al tianguis a vender sus productos o realizar compras.
Dependiendo la región se le conoce con distintos nombres: Tzoyapetlatl, Capisayo, Capizayo, Pachón, Capote o Nahual de palma; como le llamaban en Huexotzinco, una comunidad al norte del centro de México
Los capotes de palma fueron descritos y fotografiados por viajeros y etnógrafos que visitaron Michoacán y otros estados productores de esta fibra vegetal en el último tercio del siglo XIX.
Un ejemplo del nahual de palma aparece en el códice Xólotl, un líder de los chichimecas porta una especie de capa tejida con hojas de palma, pero también en la historia tolteca-chichimeca se puede observa dos líderes de aquellas tribus usando una especie de tilma con hojas de palma que se asemeja al nahual de palma.
Fotos antiguas de Tipos Mexicanos usando capotes de palma por el Fotógrafo Charles B. Waite. (Charles B. Waite, Fotógrafos)
Casa de la cultura, Puebla,pue.La palma se trabaja previamente humedecida. En el pasado muchos campesinos portaban sus nahuales "capotes" en tiempo de lluvias, no sólo cuando trabajaban en el campo sino cuando bajaban al tianguis a vender sus productos o realizar compras.
Los Capotes eran famosos, por su resistencia y amplitud. Se utilizaba amarrado a los hombros; era cómodo y no dejaba pasar el agua. Cuando estaban secos, podían servir como colchón en tiempos de frío. Decayeron cuando a fines de los años 70s porque hicieron su aparición masiva las mangas de hule y los impermeables plasticos de diversos colores.
En la actualidad con hojas de la Brabea Duleis también se hacen petates, se techan viviendas campesinas y se confecciona una gran variedad de objetos de
uso doméstico como bolsas, morrales, cestos para guardar ropa, tortilleros, escobas, sacudidores, sopladores, asientos de sillas de madera y juguetes de diversas figuras. Con la fibra de color cafe rojizo, que se da entre la base de cada palma y el tronco, conocida comúnmente como anjeo, se preparan sudaderos para los lomos de las bestias de montar o de carga antes de colocarles la silla, las albardas y los fustes o aparejos; son piezas rectangulares de aproximadamente 120 centimetros de largo por unos 60 o 70 de ancho y unos 5 centimetros de espesor, formadas por fibras pensadas y cosidas a mano con hilo de ixtle y aguja de aria.
El arte de la cestería es una herencia ancestral de las primeras prácticas que el hombre aprendió e hizo infinidad de usos. A la palma de abanico de dónde se extrae el material para la fabricación y tejido, se le conoce con el nombre de Pímu, en P'urhepecha y con el de ixhuahuautl, en náhuatl.
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