//Por; Jesús Hoyos Hernández//Internacionales//Mundo//Latinoamérica//Historia mundial//
América Latina, Latinoamérica, América del Sur, Iberoamérica Hispanoamérica, con diferentes nombres para referirnos a la parte sur del continente Americano. Americanos somos todos los que habitamos este continente, solamente los Estados Unidos de América, se han ostentado la terminología como únicos y omnipotentes dueños hasta de la terminología de América, en todas sus visitas de Estado siempre exclaman “Bienvenido a América, soslayan por si solo el termino. América es todo el continente y no solamente un país que se ostente el término.
Lo correcto entonces seria, para referirnos al continente Americano. “América del Norte,” “América Central,” y “América del Sur”. Dicho en otras palabras “Norteamérica”, “Centroamérica”, y “Sudamérica”. Para distinguir a las regiones y no nada mas referirnos a América, Cuando se trate de los Estados Unidos de Norteamérica. Pero la discusión en cuanto a la terminología continua, para algunos autores el del uso de los términos «Latinoamérica» e «Hispanoamérica» para referirse a la América de habla española, es decir aplica para todo el público hispanohablante.
En el siglo XIX, luego de las guerras de independencias, el sociólogo francés Michel Chevalier, para borrar la herencia de España en América, popularizó la palabra latinoamérica y así justificar la ocupación de México por Napoleón III, buscando un parentesco con hispanoamérica, aduciendo que la mezcla español – indígena degeneró en una raza inferior.
A partir de la década de 1850, los hispanoamericanos usarán Latinoamérica para autodenominarse, ya que consideraban que «hispano» tenía una connotación «colonial».
El intelectual venezolano Carlos Rangel en su obra «Del buen salvaje al buen revolucionario», cita sobre este debate:
«La América Española en cambio, a pesar de su inmensidad geográfica y su aparente heterogeneidad, es un conjunto identificable, con suficientes rasgos comunes como para que sea útil generalizar sobre él, una subdivisión “clara y distinta” del mundo en que vivimos.
Esa diferenciación de la América Española procede, evidentemente, del sello que le dieron sus conquistadores, colonizadores y evangelizadores. Se trata de uno de los prodigios más asombrosos de la historia, pero está a la vista, irrefutable. Hay controversia sobre el número exacto de los “Viajeros de Indias”, pero en todo caso fueron apenas un puñado de hombres, entre marinos, guerreros y frailes. Y esos pocos hombres, en menos de sesenta años, antes de 1550, habían explorado el territorio, habían vencido dos imperios, habían fundado casi todos los sitios urbanos que hoy todavía existen (más otros que luego desaparecieron), habían propagado la fe católica y la lengua y la cultura de Castilla en forma no sólo perdurable sino, para bien o para mal, indeleble.
¿América Latina o Iberoamérica?
El nombre de América Latina fue acuñado por el francés Michel Chevalier en 1860 para justificar el proyecto expansionista de Napoleón III a través de Maximiliano de Habsburg, y diferenciar simbólicamente los designios de Francia en la región respecto a Inglaterra y Holanda, con colonias en la región. En Europa fue socializado el término Latino para ser identificado con Francia, ya que era la única potencia latina. Michel Chevalier argumentaba que los países al sur de EE.UU. eran latinos y católicos, mientras que los EE.UU. y Canadá eran anglosajones y protestantes. Por su parte España acuñaría el término Iberoamérica, tan sólo para marcar su rol de liderazgo en la región.
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