Biografía del El general Miguel Negrete abandono su partido conservador para defender a su patria en contra de la intervención francesa; con la siguiente frase -“Yo tengo patria antes que partido” Participó en la batalla del Cinco de Mayo de 1862
Jorge Negrete tuvo ilustres antepasados históricos y heroicos. Por la vía paterna, Miguel Negrete, participó en la batalla del Cinco de Mayo de 1862, contra la invasión francesa de México. Por la rama materna, descendía de los generales Pedro María Anaya, famoso por su frase "Si tuviéramos parque no estarían ustedes aquí" cuando defendía la plaza de Churubusco durante la invasión norteamericana de México en el siglo XIX y de Pedro Moreno célebre por su valiosa actuación en la Guerra de Independencia. Dos calles de México llevan sus nombres.
El general Miguel Negrete nació en Tepeaca, Puebla, el 8 de mayo de 1824, comenzó su vida militar como pequeño zapador al servicio de su padre pero no fue hasta 1843 que se enlistó en el ejército mexicano como soldado raso. Posterior a eso, tuvo una gran participación en la Guerra contra Estados Unidos y el Plan de Ayutla en Michoacán. Dejó a un lado su bando conservador y participó en la defensa de la nación en la intervención francesa uniéndose así al ejército liberal con su célebre frase “Yo tengo Patria antes que Partido”. Estuvo al mando de la Segunda División de Infantería teniendo una desataca participación en la Batalla de Puebla el 5 de mayo de 1862, llegando a ser considerado como el segundo héroe de dicha batalla. Uno de los generales mexicanos que destacaron en la batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla fue Miguel Negrete, un conservador que ante la intervención francesa se unió a sus antiguos enemigos para luchar por la libertad de México. Cuestionado por amigos y familiares sobre por qué se había sometido a Juárez, Negrete solía responder que él tenía patria más que partido, frase que hoy en día deberíamos tener muy en cuenta. En “Toda la noche ardió la tierra. Dignidad de las comunidades poblanas ante el invasor” (2011), Pedro Angel Palou Pérez escribió lo siguiente sobre Miguel Negrete:
«El día 4 de mayo de 1862, se ocupó con la tropa el General Negrete, en arreglar los fosos, trabajando sus soldados con las bayonetas, pues carecían de instrumentos de zapa. Para las doce del día estaban aún en tal mal estado éstos, que se podían subir por ellos a caballo; a la oración de la noche, baió a dar parte al General en Jefe y a recibir sus órdenes; éste le dijo que le confiaba la defensa de los cerros y que en caso de ser atacado lo reforzaría con otras Brigadas, que al avistarse el enemigo lo anunciara con un tiro de cañón, cuyo acto verificó Negrete personalmente a su tiempo. La primera providencia enérgica por demás que tomó, fue anunciar en la orden del día, que todo el que diera media vuelta en el combate, fuera muerto inmediatamente por el que lo advirtiera. Mandó llamar el biografiado al mayor General de Órdenes, e hizo la distribución de sus tropas y Jefes, nombrando al Gral. Arrutia, Jefe del Cerro de Guadalupe, el Gral. Rojo, que era su segundo en Jefe, Comandante de Loreto; reservándose un cuerpo formado de las Compañías de Tetela, Xochiapulco, Zacapoaxtla y Apulco, a las órdenes del Coronel D. Juan N. Méndez y dos batallones de corto número de la Brigada de Morelia, haciendo todos un total de mil quinientos hombres que fueron arengados por él. En una de estas arengas, les decía:
"Muchachos, nos vamos a batir con los que se dicen primeros soldados de mundo, pero ustedes deben demostrar que nosotros somos los primeros por el derecho que tenemos en nuestro suelo".
Batalla del 5 de Mayo
En octubre de 1861, Francia, Inglaterra y España suscribieron la Convención de Londres, en la cual se comprometieron a enviar contingentes militares a México ya que este tenía una gran deuda de 80 millones de pesos, aproximadamente eran 69 millones para los ingleses, 9 millones para los españoles y 2 millones para Francia. La alianza tripartita amenazó al presidente Benito Juárez con una invasión inminente si no se saldaba por completo las deudas que México tenía con los tres países europeos. Juarez responde con un exhorto para lograr un arreglo amistoso, y los invitó a conferenciar. Sin embargo, sabía que había una guerra inminente y trató de proteger la Ciudad de México traladando pertrechos y ordenó la fortificación de Puebla. Creo al Ejército de Oriente y el hombre que se designó en el mando fue el general Ignacio Zaragoza. En un principio la Alianza Tripartita aceptó el llamado al diálogo de Benito Juarez y sus representantes se reunieron con Manuel Doblado, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano, quien consiguió que Juan Prim, representante español, y Lord John Russell por Inglaterra se retiraran. A este acuerdo se le conoce como los Tratados Preliminares de la Soledad. El 5 de marzo, cuando aún se realizaban las negociaciones de los Tratados de la Soledad, llegó a Veracruz un contingente militar francés bajo el mando de Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez. A finales de abril, Lorencez desconoció los Tratados de Soledad y se puso en marcha, junto con sus efectivos, hacia Puebla, con el fin último de conquistar la Ciudad de México. Antes del 5 de Mayo, el día 28 de abril de 1862 tuvo lugar un enfrentamiento conocido como la Batalla de las Cumbres entre el Ejército Expedicionario Francés y el Ejército Mexicano. En este conflicto hubieron cerca de 500 bajas francesas en contra de apenas 50 bajas mexicanas. Pese a esto, el Ejército Expedicionario francés consigue hacerse con el control del Paso de Acultzingo.
Después de la Batalla de las Cumbres el conde de Lorencez conservaba su confianza y mandó a decir a Napoleon III que: “Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros 6,000 valientes soldados, ya soy dueño de México” El 2 de mayo parte el Ejército Expedicionario Francés desde San Agustín del Palmar en Veracruz con rumbo para cruzar la Sierra Madre Oriental y dirigirse hacia Puebla ya que era paso obligado para llegar a la capital del país. Otros generales mexicanos también participaron en la defensa de Puebla como es el caso de las tropas de Oaxaca dirigidas por Porfirio Díaz. El centro de la línea lo defendió Francisco Lamadrid con las tropas del Estado de México y San Luis Potosí. La izquierda se apoyó en el cerro de Acueyametepec ubicado en el norte de la ciudad y en cuya cumbre se ubicaban los Fuertes de Loreto y Guadalupe, con el general Miguel Negrete a la cabeza de la Segunda División de Infantería. El conde de Lorencez ordena una maniobra sorpresiva que divide a la columna francesa en dos y que da como resultado a 4,000 hombres marchando para atacar los Fuertes de Loreto y Guadalupe. Esta decisión pudo ser la causa de la derrota francesa ya que los mexicanos contaban con la ventaja en estas posiciones. El 6o. Batallón de la Guardia Nacional del Estado de Puebla, bajo el mando del entonces coronel Juan Nepomuceno Méndez, fue el primer cuerpo del Ejército de Oriente en hacer frente a los franceses, al ubicarse en la línea comprendida entre los fuertes, y rechazar su ataque. Varios embates franceses fueron repelidos por la resistencia del Ejército Mexicano como es el caso de los zuavos, el regimiento de élite de la infantería francesa, quienes iniciaron un sigiloso ascenso hacia el Fuerte de Guadalupe pero fueron recibidos con bayonetas y obligados a retroceder. El coronel mexicano José Rojo avisó a Antonio Álvarez que era tiempo de que la caballería mexicana entrara en acción para alcanzar una victoria completa. Ordenó a los Carabineros de Pachuca cargar sobre los restos de la columna, disparando sus carabinas y lanzando mandobles de sable sobre los franceses, siendo totalmente rechazados. A las dos y media de la tarde, cuando los mexicanos empezaban a vislumbrar la victoria, Lorencez se dispuso a lanzar el último asalto, dirigiendo a los Cazadores de Vincennes y el Regimiento de Zuavos hacia Guadalupe. Zaragoza dispuso que el Batallón Reforma de San Luis Potosí saliera en auxilio de los fuertes. Luego de ser repelidos por última vez, las fuerzas del Ejército Expedicionario Francés comenzaron a huir completamente dispersados. Se replegaron a la hacienda Los Álamos, para finalmente retirarse hacia Amozoc. En Palacio Nacional en la Ciudad de México se sabía poco acerca del conflicto más allá del telegrama recibido a las 12:30 en el que Zaragoza avisaba que el intercambio de fuego había iniciado. A raíz de la incertidumbre el gobierno había hecho salir precipitadamente al general Florencio Antillón al mando de los Batallones de Guanajuato, quedando como guardianes de la capital sólo 2,000 hombres del Regimiento de Coraceros Capitalinos A las 4:15 de la tarde finalmente se recibió un nuevo telegrama: … Sobre el campo a las dos y media.— Dos horas y media nos hemos batido. El enemigo ha arrojado multitud de granadas.— Sus columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas y seguramente atacó con cuatro mil hombres. Todo su impulso fue sobre el cerro.— En este momento se retiran las columnas y nuestras fuerzas avanzan sobre ellas. Comienza un fuerte aguacero.— I. Zaragoza Finalmente, a las 5:49 de la tarde, Zaragoza anuncia la victoria: Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza El general conservador Miguel Negrete, abandonó al partido conservador y se puso a disposición de Zaragoza con la siguiente frase: “Yo tengo patria antes que partido.”
La tropa estaba bien dispuesta y entusiasmada, contestaba con ardor ¡Viva México! La acción estaba por darse, la suerte resolvería. Veamos cómo narró esta formidable batalla del 5 de Mayo de 1862, en distintos periódicos, el biografiado: Al amanecer del día 5 de Mayo, en lo que primeramente me ocupé fue en revisar mi posición y contar mis fuerzas, que quedaban en el centro de las dos posiciones de Guadalupe y Loreto, y vi que eran 800 hombres formando dos pequeños batallones de Morelia y el batallón de Zacapoaxtla. En el cerro de Guadalupe tres pequeños Batallones: dos de Morelia y el segundo batallón de Puebla, formado en su mayor parte de los trabajadores del campo que habíamos tomado de leva en el camino. Total, quinientos y tantos hombres; y en el cerro de Loreto, el sexto batallón de línea, que no llegaba a 200 hombres, con lo cual se completaban escasamente, y por junto, 1,500 hombres. A las siete de la mañana, se presentó el enemigo en la hacienda del Álamo, que dista tres millas de la capital de Puebla. Allí hizo alto poco menos de una hora, emprendiendo en seguida su marcha sobre la plaza. Venían tres columnas paralelas de infantería, trayendo su reserva, en el centro, a otro regimiento con un escuadrón a la derecha y otro a la izquierda de la reserva, y a la cabeza de esta reserva el General en Jefe con su Estado Mayor, tras la columna de reserva, los carros y mulas de ambulancia. En este orden, se presentaron a la vista de la garita, y haciendo una marcha por el flanco derecho, vinieron a colocarse en el mismo orden al norte de los cerros de Loreto y Guadalupe. Antes de desprenderse las tres columnas sobre los cerros, de la que venían de la izquierda, formada por el Regimiento de Cazadores de Vincennes, se desprendieron dos compañías de vanguardia sobre el flanco izquierdo de nuestras fuerzas, que estaban en la garita, sirviéndoles a su vez de reserva una compañía del 99, cuyo cuerpo formaba la reserva total del eiército invasor. Estos hombres de Cazadores Vincennes se posesionaron de una zanja, en donde estuvieron todo el tiempo que duró el combate en los cerros. En el acto que vi desprenderse los tiradores del Regimiento de Zuavos que formaban el centro de la batalla, mandé desprender el Batallón de Zacapoaxtla en guerrillas de tiradores, con sus reservas, con orden a su coronel, el patriota D.Juan N. Méndez, para que me atraiera la columna enemiga al centro de los dos cerros, y que se viniera batiendo en retirada y haciendo fuego, hasta quedar formado a la izquierda de los batallones de Morelia. El enemigo traía a su derecha el primer Regimiento de Marina; en el centro de los zuavos con una gran línea de tiradores, y el resto de Cazadores del Regimiento de Vin-cennes a la izquierda. En este orden avanzaban dichas tres columnas, protegidas por el fuego de su artillería, que estaba ya muy activo a la sazón sobre la posición de Guadalupe. Este ataque dado por los invasores sobre nuestras posiciones, quedaba completamente oculto a la ciudad de Puebla; al Cuartel General y al resto de nuestras fuerzas. Mandé a mi ayudante que avisase al General en Jefe, que solamente dos compañías se habían desprendido sobre la garita, y que yo tenía encima todo el ataque de los invasores. Ya mis guerrillas de Zacapoaxtla, venían en retirada y se me presentaba su jefe, el Coronel don Juan N. Mendez, herido con un balazo en el hombro izquierdo. Mandé que se retirara para que lo curasen, ofreciéndole que en esos momentos lo iba yo a vengar. A la sazón se me presentó el Teniente Coronel don Agustín Lozano, anunciándome que de orden del General en Jefe ponía al General Berriozabal bajo mis órdenes. Como he dicho antes, se había mandado al General Berriozábal del Cuartel General para ponerse a mis órdenes su columna, la cual era compuesta del Fijo de Veracruz y dos batallones de Toluca, primero y tercero. Al presentárseme dicho señor Berriozábal, me manifestó que lo mandaban a mis órdenes, pero que yo ya sabía que no era soldado, a lo que yo le respondí que bien comprendía que yo sólo era el único responsable de esa posición, y le mandé formar sus tres cuerpos a la derecha de los dos batallones de Morelia y en batalla, pecho a tierra, encargando a dicho General que se ocultaran él y su Estado Mayor en donde no fueran vistos por el enemigo. Mandé en seguida a mis ayudantes para que dieran órdenes a todos los cuerpos que permanecieran pecho a tierra, comunicando al que se levantara ser castigado severamente por sus oficiales. Esta misma orden se había dado también a la tropa que estaba en los fuertes de manera que al replegarse el Batallón de Zacapoaxtla a la izquierda de la lira, echándose pecho a tierra, se quedó el enemigo sin encontrar a su vista fuerza a quien combatir. Como en la acción de las cumbres de Acultzingo vi el efecto que les hizo el ataque de sorpresa y emboscada, me propuse desde la víspera en la noche darles con toda la fuerza y desde los fuertes, un ataque igual. Así es que al llegar las columnas de Zuavos y de Marina con su gran línea de tiradores al frente no encontraron a más enemigo que a mí, montando en mi caballo. Comenzó en el acto toda su ala de tiradores a dispararme sus armas, matándome el caballo en los primeros tiros. Al caer el noble animal a mis pies, volví a montar en el acto en el caballo de mi criado, que se encontraba oculto, recibiendo en seguida otro tiro que se llevó la cabeza de la silla. Por un momento dejaron de tirarme, y el jefe que venía mandando las columnas de ataque del ejército invasor, mandó hacer un cambio de frente sobre su izquierda, para dirigir su asalto sobre el cerro de Guadalupe.
Los tiradores zuavos, en el movimiento que iban haciendo iban indudablemente a dar sobre línea; pero aún no acababan de darme el costado las columnas, cuando descubriéndome la cabeza con la mano izquierda, y levantando mi derecha con la espada en la mano, grité: ¡En el nombre del gran poder de Dios, arriba soldados y fuego! Al levantarse, los soldados se encontraron con sus enemigos a treinta varas de distancia; éstos, sorprendidos con el fuego que recibían de frente y por los costados, huían desorganizados y arrastrándose por el suelo, siendo la desmoralización tan completa, que el primer Regimiento de Marina nos dejó más de mil setecientas mochilas tiradas; advirtiendo que en línea había por parte nuestra, la Brigada Berriozábal, compuesta de tres batallones; total, ochocientos y tantos hombres, y ochocientos en los tres cuerpos, los dos de Morelia y el de Zacapoaxtla; mil setecientos y tantos hombres en combate. El enemigo, mil y tantos zuavos y dos mil del primer Regimiento de Marina, total, tres mil y tantos hombres. A la primera rechazada, entusiasmada mi línea de batalla, me gritaba ¡a ellos, mi General! En el momento en que fueron alcanzados los zuavos, formaron grupos y círculos y se vinieron sobre nosotros. En esos momentos me hacía pedazos una bala mi espada; pero en el acto que volaba el puño de ella, se me presentó el Coronel don Feliciano Chavarría y me entregaba la suya, acción que le agradecí muchísimo porque comenzaba el combate a ponerse muy desfavorable para mis fuerzas, por la reclutada que cometí de permitir avanzar en desorden sobre el enemigo y no avanzar en batalla, como lo debía haber hecho. Al ver que comenzaba a tener muchas bajas, por la ventaja que tenían los enemigos sobre nosotros a la bayoneta, con la misma voz que mandé levantar y romper el fuego, volví a gritar la retirada, arrancando a mis soldados de la muerte segura. Volviendo a mi posición, hice formar en batalla, y aunque ésta se efectuó sin el orden de cuerpos, por estar confundidos unos con otros, sin embargo, quedó bien organizada, sin separarse un solo soldado de la línea. Al ser yo avisado de la aproximación de la columna, corrí para el fuerte de Guadalupe; pero antes de llegar a ese punto me encontré con un ayudante del General en Jefe que conducía el batallón de Reforma de San Luis, que mandaba el General Zaragoza, de auxilio; y poniéndome a la cabeza de dicho batallón, salí al costado izquierdo del fuerte, lugar donde llegué en momentos que atacaban el fortín que ve hacia el Norte y el Poniente, y a 15 varas de su costado mandé desplegar en batalla el Batallón de Reforma, mandando también en batalla, a retaguardia, la primera división y el paso veloz sobre la derecha, rompiendo un fuego graneado sobre el valiente primer Regimiento de Cazadores de Vincennes, poniéndole en completa dispersión. Los soldados que defendían esa cortina, eran los trabajadores del campo que habíamos tomado de leva en la retirada de Acultzingo. Estos peones, en medio del entusiasmo, tiraron las armas, y tomando piedras de unos montones que había allí, concluyeron con una granizada de piedras sobre los Cazadores de Vincennes.
Este hecho me lo hizo advertir el Coronel don Rafael Cravioto que se encontraba a mi lado; en esos momentos, los dispersos de la columna de Vincennes huyendo de nuestros fuegos, se desbordaron por el Oriente del cerro, y según lo que me contó un ayudante del General en Jefe, al verlos bajar tiró su cachucha por lo alto el General Zaragoza, gritando: ¡Hemos ganado! ;Este es el General Negrete! ¡Viva México! En esos momentos un ayudante mío le anunciaba al General en Jefe el parte del triunfo definitivo, sobre los cerros. Montando dicho General inmediatamente a caballo, subió con ellos; yo me encontraba frente a la línea con un anteojo observando la retirada del enemigo, que la hacía por la hacienda del Álamo, cuando fui avisado que el General en Jefe se acercaba. Salí a su encuentro, y le di un ligero parte de la acción, conduciéndolo al campo de batalla, y al observar a los muertos del ejército enemigo, abriéndome los brazos, me dijo: "General, esto es de gran importancia para nuestra patria; reciba usted mis felicitaciones y este abrazo", y al abrazarnos, montados sobre nuestros caballos, se nos rodaron a ambos las lágrimas de entusiasmo.
Después recorrimos todo el campo, y cuando llegamos al foso donde se había rechazado a los Cazadores de Vincennes, alli volvió a tener dicho Ceneral en jefe otro momento de entusiasmo. Entre los muertos había varios oficiales, distinguiéndose entre ellos un capitán, que murió casi sentado con el frente a la trinchera, lleno su pecho de condecoraciones; en ese lugar vimos que los invasores llegaban a la hacienda del Álamo, retirándose el General en Jefe para la ciudad. Los zuavos, que se creyeron triunfantes por un momento, avanzaban a paso de carga sobre nuestra retirada; pero al ser recibidos por un fuego nutrido de la batería, vinieron muchos a morir al pie de nuestros soldados. Ya en esta vez no quise mover mi línea sobre el resto que quedaba de los zuavos, y al cesar el fuego, mandé descansar armas. Mientras estos combates pasaban, los Cazadores de Vincennes avanzaban sobre el fuerte de Guadalupe. A esta columna de Cazadores le servía de guía un joven jalapeño que se llamaba Carlos Duffó; éste los conducía por las pedreras, haciéndoles desfilar y perdiendo muchas horas en su marcha, por cuya causa llegaron tarde al combate. Miguel Negrete».
Falleció el 5 de enero de 1897 en la Ciudad de México. Sus
restos fueron inhumados en la
Rotonda de las Personas Ilustres el 5 de mayo de 1948.
Fuente: Pedro Angel Palou Pérez, “Toda la noche ardió la tierra. Dignidad de las comunidades poblanas ante el invasor”, Puebla, Editorial Las Ánimas, 2011.
Después del asesinato de Lucio Cabañas, estío una orden de exterminar a toda su familia; cables filtrados en los últimos años para investigar las desapariciones forzadas durante la guerra sucio.
Después de la muerte
de Lucio Cabañas existió una orden de exterminar a toda su familia.
Nacido
el 12 de diciembre de 1938 en El Porvenir, Guerrero, Lucio Cabañas fue un
maestro rural y líder revolucionario, figura destacada en la lucha por los
derechos campesinos y contra la opresión del Estado. Tras formarse en la Normal de Ayotzinapa, donde
lideró movimientos estudiantiles, se involucró activamente en la defensa de las
comunidades marginadas. Su liderazgo comenzó en Mezcaltepec, donde encabezó
protestas contra la explotación forestal que perjudicaba a los ejidatarios, lo
que provocó su transferencia forzosa pero no detuvo su lucha agraria. Participó
en el Movimiento Revolucionario del Magisterio y la Asociación Cívica
Guerrerense, organizaciones críticas al sindicalismo oficialista y al régimen
político, a través de las cuales promovió la organización y educación de los
campesinos en su lucha contra las injusticias. El 18 de mayo de 1967, un mitin
en el que participaba fue violentamente reprimido, dejando 11 muertos y
obligando a Cabañas a refugiarse en la sierra, donde optó por la lucha armada
como respuesta a la represión y miseria del pueblo. Fundó
el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, desde los
cuales organizó estableció comités campesinos de autodefensa. Durante siete
años, lideró la resistencia armada en Guerrero, destacando la importancia de la
organización comunitaria y la lucha contra caciques, militares y traidores.
El
2 de diciembre de 1974, su campamento fue cercado por el ejército en Otatal,
Guerrero, en un operativo que culminó con su muerte junto a varios de sus
compañeros. Lucio Cabañas dejó un legado de lucha por la justicia social y la defensa
de los derechos de los sectores más desprotegidos.
Lucio
Cabañas y su guerrilla fueron perseguidos, detenidos, torturados, desaparecidos
y asesinados por militares, policías secretos de la Dirección Federal
de Seguridad y por los policías comandados por Arturo AcostaChaparro durante
el gobierno del presidente Luís Echeverría. En 1974, muere sosteniendo su
último combate en la sierra de Guerrero, el maestro Lucio Cabañas Barrientos.
Al momento entregar la vida por los pobres, Lucio y su Brigada Campesina de
Ajusticiamiento habían dado muerte a casi doscientos militares y policías,
logrando expropiar a más treinta empresarios y políticos para distribuir su
riqueza entre el pueblo. Después del asesinato de Lucio Cabañas, estío una
orden de exterminar a toda su familia; cables filtrados en los últimos años
para investigar las desapariciones forzadas durante la guerra sucio, se comprobó
que la CIA daba
puntual seguimiento a las actividades de líderes guerrilleros como Lucio
Cabañas.
El
último político retenido por los rebeldes fue el exgobernador Rubén Figueroa,
buscando su rescate el Ejército Mexicano se concentró en la sierra con más de
veinticinco mil soldados pertenecientes a siete Batallones de Infantería. Ante
esta clara desventaja propiciada por la indiferencia del resto del país, la Brigada Campesina
sostuvo su último combate el 2 de diciembre de 1974. Algunos guerrilleros
fueron capturados, Lucio Cabañas pereció en combate. Su cuerpo permaneció
oculto por el gobierno durante décadas, sus familiares lo recuperaron en el año
2002 y actualmente yace en la plaza principal de Atoyac de Álvarez, justo
debajo de la estatua que su pueblo natal le construyó en su memoria.
"Subí a la sierra, mejor dicho,
me echaron al monte el 19 de mayo de 1967. Me fui porque si me quedaba me
mataban. La vida vale mucho y jamás me hubiera perdonado el caer muerto a lo
pendejo, sin haber hecho algo por los pobres".
Lucio Cabañas Barrientos (Atoyac
de Álvarez, 15 de diciembre de 1938 — Técpan de Galeana, 2 de diciembre de
1974) Credit by Pensamientos Magonistas
El secuestro de la
mama de Lucio
En
1974 el Ejército Mexicano secuestra a Rafaela Gervasio Barrientos, madre
de Lucio Cabañas y a otros familiares durante la llamada
"Guerra Sucia" que vivió el Estado de Guerrero en los años
60's. Màs de un año permanecieron secuestrados en el campo militar No.1 en la
ciudad de México.
“La Jefa”,
como era conocida en su pueblo la madre de los hermanos Cabañas, no tuvo
suficiente con haber engendrado la Revolución en Guerrero. Siempre mostró su
inquebrantable dignidad a pesar de las circunstancias en su contra.
En
una entrevista para la
Revista Proceso en 1992, cuando el gobierno aún no le
entregaba el cadáver de su hijo Lucio Cabañas, el Ejército había desaparecido a
su hijo Manuel desde 1967 y su otro hijo, David, se encontraba preso en la Ciudad de México:
Declaro: "Mis
hijos lucharon por el pobre para sacarlo de la pobreza, y por eso me siento
orgullosa de haberlos parido"Me siento orgullosa de haber parido a
hijos valientes, pero es muy grande el sufrimiento. Lo único que tengo es
coraje. ¿A poco crees que si el gobierno fuera buena gente, tendría a tanto
inocente desaparecido y encarcelado? En cambio a los ladrones, a esos sí
los enriquece y los deja libres para que vayan a ladronear más y uno muriéndose
aquí, mírame aquí sola. Voy a morir sola, pero eso sí, ante ningún
desgraciado me humillo.""Rafaela Gervasio Barrientos "
Lucio Cabañas: el paladín de los pobres.
El 15 de diciembre de 1937 nacía la esperanza en la intrincada serranía sureña, a menos de un kilómetro de El Porvenir. El horizonte resplandecía con los matices encantadores de un nuevo amanecer. Ese día el viento frío azotaba la puerta de varas queriendo entrar en la choza de bajareque. Más adentro se escuchó el llanto de un recién nacido: Lucio había nacido, como nacen la mayoría de niños pobres de Guerrero, en el piso de tierra y con la compañía de una partera. La alegría de sus padres, Rafaela Gervasio Barrientos y Cesario Cabañas Iturio, era de júbilo, por el momento se olvidaron de los sufrimientos y carecías que padecían. Facunda, su hermana mayor, observaba a la distancia las vueltas de la partera. La alegría, no era para menos, un hijo siempre significa prolongar la estirpe, pero también luchar con más fuerza para enfrentar las adversidades y las injusticias. Para Rafaela fue un gran alivio porque tuvo la corazonada que cuando su hijo creciera, vería por ella y por toda la gente pobre.
Lucio creció en una casa de horcones, palos y lodo, entre los cafetales de El Porvenir, en la sierra de Atoyac de Álvarez. Pablo Cabañas, hermano menor de Lucio, tiene aún la imagen de los caseríos de bajareque en una “lomita no muy inclinada”. “Era un barriecito chiquito que no tenía ni 100 casas. Las construían con horcones, colocaban un cajón de varas y se iba llenando con lodo y piedra para que se hiciera la pared. Dormíamos en petates o camas de varas”. Como campesinos pobres no tenían otra opción que contratarse como peones para tener un ingreso, padeciendo el maltrato de los ricos de Atoyac. Sobrevivían con la siembra de maíz y el corte del café. Para Lucio el trabajo era todo lo que conocía. Su papá le enseñó a sembrar en la serranía. Alejandro Serafín Gervasio, hermano de madre con Lucio, mejor conocido como David Cabañas Barrientos, recuerda que en los 70 el camino real atravesaba la comunidad y a los lados se iban formado las chozas. Era un pueblo cubierto por la espesura del bosque y la neblina de la sierra madre del sur. Está a una hora de camino en carro desde Atoyac. La hermosura de la naturaleza y el espectáculo de cascadas contrastaban con el infierno impuesto por los caciques y sus pistoleros, que traían a raya a los campesinos que se organizaban.
La pobreza no era el único obstáculo para Lucio de 7 años, Facunda de 9 años y Pablo de 5 años. Había algo peor que agitaba sus corazones: la violencia que ejercía su padre contra doña Rafaela. Podían aguantar el hambre, pero los maltratos y los gritos eran insoportables. Estuvieron un tiempo más en El Porvenir, pero doña Rafaela decidió separarse de su esposo. Cesario, iracundo, la apartó de sus hijos, dejándola desamparada. Decidió salir de la comunidad y bajar de la sierra rumbo al Cayaco, municipio de Coyuca de Benítez. “Caminamos dos días, al pasito de las bestias bien cargadas con todas las cosas que se utilizan en la casa. De El Porvenir llegamos a un lugar que se llama Ixtla, cerca del municipio de Atoyac. Ahí nos quedamos dos días en la casa de la hermana de mi abuela paterna Aldegunda Iturio de la Cruz, la primera esposa del zapatista Pablo Cabañas Macedo. Al siguiente día arribamos al Cayaco”. Disfrutaron de las huertas de café desde los 6 años cuando empezaban a trabajar. Sin recursos económicos los inscribían en la escuela en septiembre y en noviembre, subían a la sierra al “corte de café”. Los hermanos Cabañas no tenían mucho tiempo para estudiar porque se la pasaban en el campo, en la siembra de maíz, frijol, ajonjolí y otras semillas para comer. Lucio siempre tuvo una inclinación por el estudio. Cuando terminaban los trabajos del campo, ocupaba su tiempo para leer. Logró terminar el tercer año de primaria con las mejores calificaciones.
Cuando Lucio tenía 13 años, el 8 de marzo de 1950 los sanguinarios caciques mataron a su padre, en la comunidad de San Jerónimo, en la Costa Grande. La violencia siempre ha marcado la historia de las familias que son explotadas y sometidas políticamente. La osadía por defender la tierra se paga con la muerte. A los ricos de la región confabulados con las autoridades estatales no les temblaba la mano para matar a los campesinos. La ley la aplicaban ellos y festinaban sus atrocidades.
Los estudios de Lucio se truncaron porque tuvo que dedicarse al campo para ayudar en el sostén de la familia. Su papá le dejó un pequeño palmar de cocos. Al dolor por su pérdida, se sumaron los problemas para sobrevivir. Las dificultades se incrementaron a pesar de que su tía Marciana Iturio Serafín estaba a cargo de la familia. Lucio no veía otra opción que salir de la comunidad para romper este círculo de la violencia y la pobreza.
Los desaires de la familia paterna marcaron la vida de los tres hermanos. Representaba un gran sufrimiento que los trataran como si no fueran de la familia. Su tía no quería que estudiaran porque creía que sólo iban a aprender vicios. Desde 1949 su papá quería que Facunda y Lucio fueran los primeros en irse a estudiar a la Ciudad de México. Podrían quedarse en la casa de su abuelo Pablo Cabañas. Lamentablemente fue una idea que no prosperó y que se truncó con su asesinato. Lucio mantuvo viva la propuesta de su padre. Su recuerdo fue como el impulso para salir. El 15 de octubre de 1954 escapó de la casa de su tía con la idea de quedarse en Tixtla. Se fue con un tío que tenía dos hijos en el internado. En su aventura tuvo que vender un anillo para juntar un poco de dinero para pagar el pasaje.
Lo primero que hizo fue inscribirse a la primaria Vicente Guerrero en el ciclo escolar de 1955 a 1956, cuando tenía 17 años. De inmediato buscó trabajo en un molino de nixtamal, transportaba la masa de donde hacían las tortillas y las llevaba a otro lugar. “Yo nada más tenía una camisa para ir a la escuela y la lavaba todas las noches para presentarme limpio al otro día.” Después de cursar el cuarto grado los maestros le otorgaron una boleta de quinto para que pudiera inscribirse en sexto año en la escuela de Ayotzinapa y fuera becado, porque era muy inteligente. Cursó los tres años de la secundaria en la normal de Ayotzinapa.
Lucio llevaba en su memoria las crudas imágenes de la violencia caciquil, la brutalidad con la que actuaba la policía motorizada. La sobre explotación de los trabajadores del campo y el nulo respeto a la vida y dignidad de la gente pobre. El escenario político en el estado era catastrófico. El 21 de mayo de 1954 Alejandro Gómez Maganda abandonó el cargo de gobernador por la desaparición de poderes en el estado. Había diferencias políticas con el gobierno federal de Adolfo Ruiz Cortines. Nuestra entidad sucumbía por la violencia y las disputas políticas. El gobernador sustituto, Darío Arrieta, no pudo con la responsabilidad y pronto terminó su mandato en 1957. Desde el gobierno de Francisco O. Arce (1889-1893) las comunidades indígenas y campesinas resistieron contra los despojos y atracos de terratenientes y caciques. Lo mismo sucedió durante la revolución hasta 1941, con el gobierno de Gerardo R. Catalán Calvo.
En 1955 se avecinaban las elecciones para la gubernatura de Guerrero. El ambiente era turbio, no sólo por las disputas entre políticos, sino por el hartazgo de indígenas y campesinos contra los militares que ocuparon cargos de gobernadores y utilizaban la fuerza del ejército para disciplinar a los insumisos. En 1956 Lucio iniciaba sus estudios de sexto de primaria cuando designaron a Raúl Caballero Aburto como candidato a la gubernatura. David Cabañas Barrientos comenta que en “ese tiempo de elecciones Raúl Caballero dirigió una acción violenta contra los “gasquistas”, reprimió y hubo varios muertos. Lo premiaron con la gubernatura de Guerrero en abril de 1957. Con esos antecedentes llegó al poder con un plan siniestro de acabar con la delincuencia, decía públicamente que lo iba a lograr “ejecutando a los criminales”. Raúl Caballero Aburto, originario de Ometepec, resultó ser un asesino. La sangre corrió en el estado. El 8 de noviembre de 1957 la policía del estado mató a Juan Serafín Martínez, segundo esposo de doña Rafaela Gervasio, y a su hermano. A Lucio le dolió mucho su muerte porque además de ser su gran amigo, se había identificado con su forma de pensar.
Las matanzas de campesinos y la entronización de gobernadores militares que usaban el fúsil para gobernar, forjó en Lucio su temple como un hombre que no toleraba las injusticias que cotidianamente cometían los gobernadores a través de los policías y militares. Lo cimbraron hechos de barbarie que se fueron normalizando en el estado, por el terror que impusieron los caciques y militares. Desde los ocho años se dio cuenta de que el contexto de violencia iba de mal en peor. Por eso, cuando Lucio llegó a la normal tenía muy interiorizada la visión de que el maestro debería ser un agente de cambio, que cultive los valores y los derechos del pobre, que recupere su dignidad y su conciencia de clase. Con sus propias palabras, lo expresó: “Nosotros nacimos en Ayotzinapa siendo todo. Yo me acuerdo que estaba en sexto de primaria cuando hicimos la primera asamblea con cinco compañeros. Compañeros, estamos estudiando, vamos a terminar la primaria, ¿qué vamos a hacer por el pueblo? Parece que vamos a hacer una revolución. Ah, pues que hablaran los de sexto de primaria, nosotros, de revolución era muy raro. Pero nosotros hablábamos de revolución antes de irnos a la escuela”. A su corta edad había esperado bastante para tratar de cambiar la realidad de los pueblos pobres, impulsar la organización de base para luchar contra la opresión. En su pensamiento siempre aparecía la interrogante ¿qué hacer? Poco a poco se fue insertando en los problemas de la escuela, pero sin dejar de tomar en cuenta el contexto social, político y económico que vivía el estado. De analizar las condiciones objetivas y subjetivas de la insurrección.
Con motivo de los 50 años de la gesta heroica del profesor Lucio Cabañas Barrientos, reivindicamos su legado histórico por su lucha contra la explotación, el terrorismo de estado, los cacicazgos políticos, la corrupción y las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por autoridades civiles y militares que gozan de impunidad.
Lecciones que nos dejaron las
elecciones del pasado domingo 02 de junio del 2024
El pasado domingo 02 de junio se llevaron acabo en México,
elecciones federales donde se renovó, presidencia de la república, con nuevo
presidente las dos cámaras, diputados y senadores, 9 gubernaturas, es decir 9
Estados de la república, donde se renovó, gobernador, presidencias municipales
y puestos de elección popular.
Pero esta elección me dejo varias leccionesjamás vistas en toda la historia de México.
Algo jamás visto uno y la principal es el grado de madurez
que a alcanzado México, tanto política como cívica y social del los ciudadanos,
la mayoría fue ejercer su voto en paz tranquilos y en familia, muchos tuvieron
que esperar formados en largas filas bajo el sol radiante, pero sin
desesperarse todo en orden, no se ocasionaron disturbios fue una elección en
paz.
No se coaccionó con el voto, no existió mapacheo, eso
también radico en la confianza del árbitro electoral.Ahora
como decimos verdes y rojos independiente mente de la ideología partidista
todos estaban en la misma fila. Y algo que también sorprendió, a diferencia del
2006, cuando la clase empresarial y de negocios la elite
político-económicaobligaban y
condicionaba el voto a sus empleados ahora parece que fue completamente
diferente, claro que hubo excepciones, pero no trascendentes, ahora dueños,
gerentes de empresas, les dieron permiso a sus empleados para ir a sufragar su
voto, libre sin presiones hay empresas que tiene empleados trabajando los fines
de semana, hay empresas que su producción no puede parar. Algunos trabajadores regresaron a sus puestos de trabajo otros les dieron el resto del día libre.
Pero ese es el grado de madurez cívica que a alcanzado México.
Algo increíble a como estábamos acostumbradosa vivir violencia en la jornada electoral, fraudes de no respetar el voto libre, claro que se lamenta mucho que hayan matado a candidatos y a posibles
candidatos en algunas regiones del país, pero la violencia post-electoral siempre
había existido.
Los partidos políticos que no les favorecieron los
resultados PRI y PAN, Mesurados no se si ya habrán entendido lo que es una
democracia aceptaron que los resultados no les fueron favorables.
Claro que hay una corriente muy retrograda pero es una
minoría insignificante, y decadente, esa es otro ejemplo de esta elección. Que
con los resultados no aceptan que perdieron, y aquí no es de ideologías ni de
política o democracia, creo que no entienden ni comprenden la realidad, dejaron
ver lo más miserable de su ser, su odio rencor, su clasismo, racismo. Lo peor para ellos es que siguen
mintiendo, y ellos solos se creen y caen
en sus propias mentiras. Desde la
campaña pedían el voto e insultaban a los ciudadanos y ahora que perdieron, dejaron ver todo su
odio y coraje. Periodistas como Loret de Mola, Denisse Drese, Pedro Ferriz, intelectuales orgánicos como Aguilar Camin etc. No entienden la realidad del país ni
del pueblo de México, unos viles narcistas, creen que el México solo son ellos.
Para ellos el pueblo no vale. Carecen de una ideología política, carecen de
principios, de ideales, para ellos el pueblo no piensa. Se desataron insultos,
comentarios racistas, clasistas y de odio, para los que votaron por un partido
político distinto. Pero vuelvo a repetir una minoría, que ni valdría la pena
mencionarla solo por que es una lección de estas elecciones.
La derecha siempre a conspirado en contra de México unos verdaderos traidores.
Aquí lo importante que en un país democrático y plural creo que México esta muy politizado y alcanzo
la madurez democrática que necesitaba. También creo que el pueblo de México se dio cuenta que una
revolución pacifica funciona. Y cuando el pueblo unido y la mayoría se
vuelcana las calles o cualquier
manifestación democrática, se cambian las cosas. Por ultimo fue un refrendo, o referendum al
actual mandatario que esta por terminar Andrés Manuel López Obrador, si hubiera
hecho tan mal las cosas como la oposición, lo presento como estrategia
político-electoral. No hubiera ganado y los resultados fueran otros. Ahora veo
quienes son los verdaderos resentidos.
Un sector muy reducido está completamente desconectada de la realidad. No acepta que los tiempos han cambiado. Siguen con sus mentiras. Y ellos solos se los creen. Siguen ofendiendo a los mexicanos. Piensan, que los mexicanos les gusta vivir de limosnas de mijagas ó dádivas. Y si lo hacen es por qué los gobiernos neoliberales sepultaron a toda una generación a vivir en la pobreza. Los apoyos sociales apenas son un pequeño antídoto, ante la gran desigualdad de la política neoliberal que aplicaron por más de 40 años.
Por último los que denuncian de fraude en redes sociales, confunden municipio y distrito, sacan los datos de Wikipedia, sobre un municipio determinado y luego lo comparan con los votos obtenidos y no les cuadran. Están completamente desconectados de la realidad .
Los mexicanos no son imbéciles. Los imbéciles son los que no entienden el inmenso nivel de conciencia por el valor de su voz y de su voto. Y si la derecha no entiende la razón de su derrota ante @Claudiashein, seguirá igual: Ahogándose en su propio vómitohttps://t.co/eFjSClcyIApic.twitter.com/YSnUF9l2nd
— Alvaro Delgado Gómez (@alvaro_delgado) June 4, 2024
Oír a los intelectuales del neoliberalismo decir q no conocen al país ni a l@s mexican@s y aún así no entender que si siguen insultando al pueblo tendrán consecuencias, es reflejo d q verdaderamente están rebasados. Su falta de honestidad intelectual los hunde en su podredumbre.
Estos 6 años va a salir el lado más clasista y mierda de mi ser. Cada que vaya a hacer una donación o apoyar con cualquier acto, voy a preguntar por quien votaron. Mi ayuda va a depender de esta respuesta. Por que si votaron por Morena, ¡¿por qué necesitarían ayuda del pueblo?!