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viernes, 17 de abril de 2020
Dato históricos de Puebla
Dato históricos de Puebla
HISTORIA Y LEYENDA DE LA FUNDACIÓN DE PUEBLA DE LOS ANGELES
Cuenta
la leyenda que *Fray Julián Garces tuvo un sueño* en el que veía una frondosa
campiña atravesada por cristalino rió que aumentaba su caudal con los
manantiales que brotaban de tan fértil tierra, y que cuando contemplaba esta
maravilla de la naturaleza, descendían del cielo Ángeles que con cordeles
trazaban la población, y cuando despertó reconstruyó su sueño, convocó a una
misa y se hizo acompañar por los monjes franciscanos de Tlaxcala para buscar el
lugar..
*La
Fundación el 16 de Abril de 1531*
Fray Toribio de Benavente llamado " El Motolinia", *celebro una
misa en donde hoy se encuentra la iglesia de la Santa Cruz, (junto a
Casa Aguayo)*, con un altar improvisado con palmas, maderas y un crucifijo,
para anunciar la fundación de la nueva ciudad llamada La Puebla de Los Ángeles, por mandato
de la Reyna de
España, rodeado de Tlaxcaltecas, Huejotzingas y Cholultecas,
Después
de la misa hubo danzas, música y fiesta, profana para celebrar.
Mientras
el padre Motolinia acompañado de Alonso Martín Pérez realizaba el trazo de la
ciudad con varas, cordeles, y estacas sacadas de los árboles así se fundo la
ciudad de Puebla.
Información
obtenida de los libros:
Puebla
de Los Ángeles
Salazar
Monroy
Leyendas
de Puebla
Prof.
Enrique Cordero y Torres
Continuamos con algo más sobre la historia de la Casa Matienzo
(Avenida Reforma 118)...
La
construcción data de la primera década del siglo XX. Al parecer fue realizada
por los arquitectos Bello y Arpa en cumplimiento de los deseos de don Andrés
Matienzo, quien reconstruye la vieja casona familiar que había heredado de su
madre, doña Inocencia López Ruiz de Matienzo, cuyo título de propiedad data de
1880; en ese entonces fue remodelada y adecuada al estilo europeo, imperante en
Puebla y en general en el país.
La
casa exteriormente es neoclásica, es decir, se tomaron elementos de la
arquitectura clásica griega o romana: tímpanos, mascarones, cartelas,
grutescos, cornisas, entablamentos tallados en cantera gris.
El
interior es de diversos estilos, cada habitación tiene un estilo o una
decoración diferente. El vestíbulo ostenta decoración pompeyana. Los muros de
la escalera están decorados con pintura de temas bucólicos, probablemente relazadas
por Dávila o Morales, pintores de la época. El salón es versallesco con el
plafón decorado con pinturas de flores y niños o cupidos. El fumador o sala de
juego es morisco, con el lambrín de azulejo árabe y la yesería elaborada con
moldes y técnicas propias de ese estilo. El comedor es Tudor. Una alcoba es art
nouveau. Un vestidor estilo Imperio. Las demás recámaras están adornadas con
amorcitos, flores, liras y ninfas. El despacho es de sobrio estilo español.
El
estilo de menaje de casa es rococó, Luís XVI, art. nouveau, Imperio, Bulle, Tudor, Reina Ana, español, morisco,
chinesco, versallesco y chippendale. Los muebles fueron importados de
Francia o Italia; los cuadros y pinturas de París; los cubiertos, jarras,
servicio de té, costureros y tijeras, de Alemania; la loza de Inglaterra; la
porcelana de Limoge; el cristal de Bohemia; los espejos de Francia o
Checoslovaquia; de Italia los juguetes de porcelana y los instrumentos
musicales; de Bélgica los tapices gobelinos, brocados, sedas, damascos,
galones; lámparas de Báccarat; las mecedoras de bejuco de Austria; los objetos
decorativos petwer (aleación de estaño y plata alemana) de Suecia; mayólica
portugués; lino egipcio para la mantelería y ropa de cama.
Construcción del palacio municipal de Puebla
Don
Leopoldo Gavito fungió como Presidente Municipal desde 1894 hasta 1903, ello le
permitió construir el magnífico Palacio Municipal, de estilo renacimiento
español. Hizo la propuesta en la sesión del 23 de septiembre de 1896.
Convocados los arquitectos a un concurso, se escogió el proyecto presentado por
el arquitecto inglés Carlos H. Hall, emprendiéndose los trabajos de
derrumbamiento del viejo palacio a fines del año últimamente citado y los de
construcción del nuevo palacio en 1902. En 1903, el 5 de enero, con motivo de
la visita del Presidente de la
República, General Porfirio Díaz, se estrenó la fachada del
palacio y la iluminación eléctrica.
El
23 de noviembre de 1904, se colocó el reloj, obsequio del entonces Gobernador,
General Mucio P. Martínez, y en 1906, siendo Presidente Municipal don Francisco
de Velasco, se terminó el tercer piso, se hizo la decoración interior y se
colocó la escalera monumental de mármol, legítimo de Carrara.
En
el mes de noviembre del mismo año, se hizo la inauguración; la placa
conmemorativa consiste en una plancha de mármol colocada en el cubo del zaguán
que fue sustituida por otra que conmemora la jornada del 18 de noviembre de
1910.
De
la Guía Turística
de Puebla por el Profr. Enrique Cordero y Torres.
Imagen
del mismo libro, crédito de la toma a quien corresponda.
.
En
el año de 1586 llegó a Puebla la orden de los Carmelitas Descalzos, fue la
última de las cuatro grandes órdenes mendicantes que llegaron a la Nueva España...
Les fue cedida la ermita de la
Virgen de los Remedios que abarcaba en ese entonces tres
solares y cuyo terreno era el camino hacia Atlixco, actualmente Avenida 16 de
Septiembre. Poco después, gracias al obispo Diego Romano, obtuvieron tres
porciones más de terreno, con lo que se logró la construcción de un Convento y
una Iglesia dedicada a la
Virgen del Carmen. En parte de dicho terreno tenían un huerto
que se hizo famoso por sus cultivos, y era conocido como la Huerta de las Peras; estos
religiosos tenían un enorme interés en la agricultura, por lo que se les
atribuye la introducción de la alfalfa en Puebla, la que era desconocida hasta
el siglo XVIII; para el riego de sus terrenos se les cedió una parte del agua
sulfurosa del llamado -Ojo del Matadero-, en donde actualmente se encuentra el
Paseo Bravo. Para 1844 existía ya el denominado Panteón de Santa María del
Carmelo, ubicado a un lado del atrio, se dice que tenía cuatro corredores que
lo cerraban, contaba con 96 columnas de estilo gótico que sostenían igual
número de arcos del mismo estilo y había árboles y flores en el centro. Sin
embargo, para 1880 se clausuró este panteón y 11 años más tarde se destruyó. Actualmente
el Templo sólo ocupa media manzana de las cuatro iniciales.
Información y resumen de datos elaborados y tomados de: cultura.upaep.mx
- "Las Iglesias de Puebla de los Ángeles": Eduardo Merlo Juárez, José
Antonio Quintana Fernández. UPAEP, A. C. 2001. Imagen: Mexistoría Consultoría
Antropológica. Autor no identificado.
Datos de la historia de Puebla cuando fue sitiada por
62 días.
El
Sitio de Puebla fue una acción militar que tuvo lugar del 16 de marzo al 17 de
mayo de 1863 en Puebla, México, entre las fuerzas de Francia, dirigidas por
Fréderic Forey, y el Ejército de Oriente mexicano, comandado por Jesús González
Ortega. El resultado, tras 62 días de una cruenta batalla que prácticamente
destruyó la ciudad, fue la derrota de las fuerzas mexicanas, lo que permitió el
avance de las tropas invasoras hasta la Ciudad de México y el posterior establecimiento
del Segundo Imperio Mexicano.
El
10 de marzo, Jesús González Ortega pidió que todo aquel que no participara en
la defensa que se retirara, así como a los ciudadanos de nacionalidad francesa.
El 16, los invasores arribaron a las inmediaciones de la ciudad. Dos días
después se dividieron en dos grupos: el primero, dirigido por Douay, rodeó
Puebla por el norte, y el otro, bajo el mando de Bazaine, por el sur, mientras
que Forey estableció su cuartel general en el cerro de San Juan Centepec
(Actual Colonia La Paz).
El 19 y 20 de marzo sólo hubo disparos aislados, y la batalla comenzó
formalmente el 21 de marzo, cuando las fuerzas de Miguel Negrete, apostadas en
torno al fuerte de Loreto, recibieron más de 30 disparos de artillería.
Al
comienzo de las operaciones, y tras consolidar su línea de ataque, los soldados
de Bazaine lograron abatir la defensa del fuerte de San Xavier (llamado también
de Iturbide o Penitenciaría); sin embargo, no contemplaron la férrea
resistencia de los mexicanos en las manzanas aledañas al Paseo Bravo.
Tras
tomar con dificultad la manzana de La Guadalupita (hoy avenida Reforma 1100), los
franceses avanzaron con dirección al zócalo de la ciudad, siendo repelidos por
la batería comandada por Porfirio Díaz en la calle del Hospicio (hoy avenida
Reforma 900; en dicho sitio se encuentra actualmente una placa conmemorativa
del hecho). En otra línea de ataque, el ejército francés intentó acceder al
centro de la ciudad atacando el Convento de San Agustín, incendiándolo y
entablando una feroz lucha cuerpo a cuerpo sin que la victoria fuera definitiva
para ningún bando, ya que cuando los franceses tomaban una manzana, era
inmediatamente recuperada por las fuerzas mexicanas, obligando a los franceses
a retroceder y enfocar su ataque por otro lado. Uno de los episodios más
notables fue la defensa del Convento de Santa Inés por parte de las fuerzas del
general Miguel Auza Arrenechea, quien propinó una derrota a los franceses que
pretendían apoderarse del patio del convento.
La
batalla se convirtió entonces en una cruenta lucha calle por calle, cuadra por
cuadra, casa por casa, piso por piso, cuarto por cuarto, y por eso, porque
muchas veces el enemigo estaba del otro lado de la calle y se disparaba de una
puerta a otra, de una ventana a otra, se quedaban los cuerpos de los que habían
muerto a mitad de la calle, lo que corrompió el aire y las fuentes de agua de
la ciudad. Casi todos los edificios de la ciudad quedaron destruidos. En vista
de la resistencia presentada por los mexicanos, a mediados de abril, el alto
mando francés realizó un Consejo de Guerra en el que se planteó suspender las
hostilidades y dirigirse directamente hacia a la Ciudad de México; sin
embargo, como uno de los objetivos del asedio era "cobrarse" la
derrota del 5 de mayo, Forey decidió mantener el sitio a toda costa. Los
defensores empezaron a padecer hambre, lo que sucedió aparejado con la escasez
de municiones.
El
8 de mayo, tres divisiones mexicanas que conformaban el ejército del centro,
comandadas por Ignacio Comonfort, intentaron romper el sitio para
reaprovisionar la plaza, pero fueron derrotadas por las fuerzas de Bazaine en la Batalla de San Lorenzo
Almecatla, en las cercanías de Cholula. Con sus efectivos diezmados y sin
posibilidad de obtener víveres ni pertrechos, González Ortega convocó a su
oficialidad a un Consejo de Guerra en el que se decidió entregar la ciudad.
Finalmente, tras dos meses de férrea y heróica resistencia, se ordenó la
rendición el 17 de mayo, no sin antes destruir todo el armamento existente y
disolver simbólicamente el Ejército de Oriente.
De
los 21 000 soldados iniciales solo quedaban entre 8,000 y 10,000 soldados
mexicanos, que fueron hechos prisioneros. De ellos, unos 5,000 se pasaron (y
los pasaron) a las tropas de Leonardo Márquez; a otros 2,000 se les destinó a
destruir trincheras y barricadas, y a limpiar restos humanos y escombros para
la entrada de los franceses a la ciudad. Al resto, junto con los oficiales que
se negaron a firmar un juramento de que no tomarían las armas contra el
Imperio, los llevaron a Veracruz para embarcarlos a Francia y La Martinica. Sin
embargo, en el viaje al puerto se fugaron nueve generales -entre ellos el
propio González Ortega, Negrete y Díaz- de los 22 que se rindieron, y sólo
embarcaron a 110 de los 228 oficiales capturados; entre los evadidos estuvo el
entonces coronel Mariano Escobedo.
Las
fuerzas francesas entraron a una Puebla desolada y en ruinas el 19 de mayo de 1863.
Sin oposición avanzaron hasta la
Ciudad de México, a donde llegaron por el oriente el 10 de
junio; por el poniente salió el presidente Benito Juárez con toda su comitiva
de gobierno, con rumbo a San Luis Potosí, con lo que inició la huida del
gobierno republicano hacia el norte, ante el avance de las tropas invasoras.
Por la caída de Puebla, Napoleón III otorgó a Forey el grado de mariscal de
Francia y lo repatrió, quedando Bazaine al mando de las fuerzas francesas. En
la capital se formó un gobierno provisional dirigido por Mariano Salas, Juan
Nepomuceno Almonte y el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, para
ejercer el Poder Ejecutivo hasta la llegada de un príncipe europeo que ocuparía
el trono del recién restablecido imperio mexicano; se trató de Maximiliano de Habsburgo.
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