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viernes, 23 de junio de 2017
El petate del muerto
Antes de la existencia de las funerarias, se velaba a las personas en sus casas y, para los más pobres, que solo podían comprar un petate para el difunto (de ahí la frase se petateó)
Esta exclamación netamente Mexicana tiene su ancestral
origen de cómo se utilizaban los "petates" como mortaja para los
fallecidos, entre los principales deberes de los Hermanos Cofrades de la Santa
Vera Cruz, era uno el asistir a los ajusticiados que morían en el patíbulo; y
así, al ser condenado a muerte un reo, se entregaba a los Hermanos cofrades,
quienes lo confortaban con frases de consuelo, alentándolo a morir con entereza
y corriendo por cuenta de ellos todos los gastos que ocasionaba el sepelio del
ajusticiado, inclusive la mortaja o en su caso el ataúd.
Con el tiempo, tanto éste como aquella fueron muy humildes
por la escasez y la precaria situación en que se vieron los Caballeros de la
Santa Cruz, que se refiere que ya en el siglo XVIII no proporcionaban a los
cadáveres de los muertos en el patíbulo, más que un miserable y ordinario
petate que era llevado en solemne procesión desde el hospital al lugar del
ajusticiamiento. "Los espíritus mezquinos que de todo hacen mofa, sin
comprender la honda filosofía de aquel acto piadoso, comenzaron no sólo a
apodar sarcásticamente a los cofrades de Santa Cruz, llamándoles, Caballeros
del Petate, si no que cuando veían venir la procesión conduciendo el petate a
guisa de mortaja, exclamaban: No me asusten con el petate del muerto.
"Frase que salía de los labios de la gente maleante o que estaba en
peligro de correr la misma suerte del reo por sus actos facinerosos...... A la
consumación de la Independencia, los Caballeros del Petate cambiaron su nombre
por el de "Ciudadanos de la Santa Vera Cruz", pero lo que no cambió
fue la frase, ya que tomó mucha fama y estuvo muy en boga en todas las
reuniones hasta finales del siglo XIX y principios del siglo XX durante la
Revolución en la Ciudad de México.
Actualmente es raro escuchar esta frase, pero platicando con
gente de mucha edad, me dijeron que "espantar con el petate del,
muerto", todavía se utiliza coloquialmente en en muchas partes, es
sinónimo de cobardía, por ejemplo: · Fulano se quiere pelear conmigo. · Pues
adelante pelea no te asustes con el petate del muerto, golpéalo. · Ve a invitar
a la muchacha a bailar, · No, es que... · ¡Uy, manito! Tú te asustas hasta con el
petate del muerto. o decir exclamando que alguien ya murio.... fulanito ya se
petateo.... o asustar al contrincante en el juego de naipes simulando tener una
buena mano de la baraja sin tener nada de juego es decir dar el petatazo.
También
se usa como expresión de valentíay de sencillez"Esas pulgas no brincan en mi petate" “Me
quieren asustar con el petate del muerto”.“"Ya se petateo" "Ami no me
espantan con el petate del muerto”
Entonces no hay que asustarse con el petate del muerto.
Andobas.
Antes
de la existencia de las funerarias, se velaba a las personas en sus casas y,
para los más pobres, que solo podían comprar un petate para el difunto (de ahí
la frase se petateó), en 1874 había un cajón comunitario en la parroquia de la Asunción, que el
Municipio habilitó desde mediados del siglo XIX para trasladar los cadáveres al
panteón.
Esta
foto de 1888 muestra a un cargador de difuntos. Lleva a cuestas la caja que
servía para llevar el cuerpo de la casa al panteón en vuelto en un petate.Irapuato Gto. El trabajo de "cargar muertos
en petate" se refiere a la práctica antigua de envolver a los difuntos en
un petate para su funeral y entierro. Esta costumbre era común, especialmente
en familias de escasos recursos, ya que el petate era una forma económica y
práctica de preparar el cuerpo para su sepultura. La práctica dio origen a la
expresión "ya se petateó", que es sinónimo de haber muerto. el petate: cama, mortaja y umbral En los
pueblos del norte —como los que vivieron en el Bolsón de Mapimí, Cuatro
Ciénegas o la Comarca
Lagunera el petate no era un simple adorno doméstico, era
cama, asiento, sombra portátil, envoltorio… y también mortaja. Su vínculo con
la muerte tenía sentido: era el objeto más íntimo de la vida cotidiana. Por
eso, también acompañaba al difunto. En algunos registros, se menciona cómo se
nacía, se dormía, se soñaba y se moría sobre él . Estaba hecho con palma,
lechuguilla o yuca, y funcionaba como una piel tejida. Un objeto tan esencial
no podía faltar en el último viaje.
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