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Como
es lógico de suponer, antes de 1810 hubo antecedentes ideológicos notables
encaminados "por esa hambre de libertad" que ya operaban,
principalmente, en las mentes de los criollos (personas nacidas en México pero
de padres europeos); se sabe incluso que, antes de estallar la Independencia, uno
de los grandes pensadores de la época, fray Melchor de Talamantes, había
logrado circular varios escritos subversivos en los que se afirmaba que el territorio
mexicano, por tener "todos los recursos y facultades para el sustento,
conservación y felicidad de sus habitantes", podía hacerse independiente y
que, además de posible, la
Independencia de México era deseable
porque el gobierno español no se ocupaba del bien general de la Nueva España, como
sí se ocuparía un gobierno libre, constituido por netamente mexicanos.
Etapas de la Independencia
De acuerdo con los especialistas,
el estudio del desarrollo histórico de este importante movimiento
revolucionario se puede entender mejor si se revisan, detenidamente, los
siguientes cuatro momentos o etapas más trascendentales:
Primera etapa
Abarca desde el Grito de Dolores
(16 de septiembre de 1810) hasta la batalla de Puente de Calderón (en el actual
municipio de Zapotlanejo, Jalisco,
el 17 de enero de 1811), cuando la muchedumbre dirigida por Hidalgo -con su
famoso estandarte guadalupano en mano- peleaba con más pasión y arrojo que
estrategia. En este momento, cuando el cura de Dolores llegó a su cita con la
historia en el Puente, sus fuerzas se calculan en alrededor de cien mil hombres
(entre criollos, indios, mestizos y gente de las castas). Por su parte, los
realistas, soldados leales al virrey y a la corona española, debían rondar
entre los 50 mil efectivos.
Segunda etapa
En este periodo entra en escena José María Morelos y Pavón. Éste va desde principios de
1811 hasta la toma del Fuerte de San Diego en Acapulco (en agosto de 1813).
Durante este tiempo, los insurgentes se anotaron varios triunfos siendo los más
sonados los obtenidos en las regiones del centro -en Cuautla, donde llegaron a
romper un importante cerco- y en el sur -en Acapulco y Chilpancingo, donde
incluso gestionó el primer Congreso de Anáhuac- de la actual República
Mexicana.
Tercera etapa
Ésta se caracteriza por un gran
desorden. Con la muerte del “Siervo de la Nación; José María Morelos Y Pavon” (fusilado en Ecatepec, en el Estado
de México), se crea un gran vacío en el mando del grupo insurgente y los
realistas, aprovechando esta situación, al mando del temible General Félix María Calleja logran rehacerse y recuperar la
ofensiva. En esta etapa se rinde el último reducto importante insurgente y,
técnicamente, los leales a la corona han ganado la guerra. Sólo unas cuantas
partidas, como la que comandaba Vicente Guerrero (en el sur), siguieron en pie
de lucha. Este periodo acaba en febrero de 1821 con la firma del trascendental “Plan
de Iguala”.
Cuarta etapa
Ésta transcurre del 24 de febrero
de 1821 hasta el 27 de septiembre de ese mismo año cuando el Ejército
Trigarante, al mando del ex realista, Agustín de Iturbide, entra triunfal,
junto con Vicente Guerrero, a la
Ciudad de México. El contingente, compuesto por los soldados
del General Iturbide (ya convertidos) y los insurgentes que aún quedaban,
avanzó por la actual calle de Madero en el Centro Histórico del DF hasta
alcanzar la popular plancha del Zócalo. Con este pasaje terminó formalmente la
lucha por la
Independencia de México.
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