General: Don Miguel Barragán
Nació en Rioverde, S. L. P., el 8 de Marzo de 1789. La Cámara de Diputados lo nombró presidente provisional, tomando posesión el 28 de Enero de 1835, substituyendo a Santa Ana, que había salido a campaña. Dejó la presidencia provisional el 2 de Noviembre del mismo año, y pasó a ser presidente de la flamante República Central. Un tifo indicación suya se le sepultó en tres lugares: Su corazón en su pueblo natal, su cabeza en Guadalajara y su cuerpo en el castillo de San Juan de Ulúa, cuya capitulación él logró.
Miguel Barragán llegó a la presidencia gracias a la licencia que pidió Antonio López de Santa Anna para dejar su cargo. Al llegar al poder Barragan muy pronto se ganó el cariño de los mexicanos ya que se cuenta que fue visto en repetidas ocasiones dando dinero de su propio bolsillo a viudas, enfermos o inválidos y haciendo caridad.
Antes de llegar a la presidencia, Miguel Barragán fue gobernador del Estado de Veracruz, cuyo régimen duró entre 1824 y 1828. Además de que fue militar y formó parte del Ejército Trigarante.
Poco se sabe sobre su mandato pero quizá la hazaña más recordada de este presidente fue el haber tomado las primeras medidas en contra de la rebelión de los texanos que buscaban su independencia.
La estadía en la presidencia de Barragán fue poca solo duro de 1835 a 1836 ya que, en marzo de 1836, mientras se encontraba atendiendo asuntos de la guerra de Texas enfermó de tifus y murió a los pocos días.
Una anécdota que ronda sobre Miguel Barragán fue la exaltación de su amor por México, que pidió que al momento de morir su cuerpo fuera desmembrado para ser enterrado en los distintos lugares que fueron significativos para él.
Fue así que su cadáver fue distribuido en varios lugares de la República. Una parte quedó sepultada en la Catedral de la Ciudad de México, mientras que los ojos fueron enterrados en el Valle del Maíz, San Luis Potosí donde nació; el corazón en Guadalajara, donde había sido comandante general; las entrañas en la colegiata de Guadalupe y en la capilla del señor de Santa Teresa, en testimonio de su devoción a estas imágenes y finalmente la lengua en San Juan de Ulúa, en recuerdo de haber tomado posesión de la fortaleza al rendirse los españoles en 1825
Barragán fue el primer presidente que murió en el cargo e incluso durante sus funerales tenía el trato de presidente.
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