Álvaro Obregón el manco de Celaya y Francisco Villa
Por; Jesús Hoyos Hernández//Nacional//Revolución mexicana//Biografías//Caudillos//
Cosas que la historia oficial siempre olvida mencionar
Algunos libros oficiales y reaccionarios dicen que Pancho Villa fue derrotado definitivamente por el manco de Celaya en 1915, pero esto no es cierto, la lucha revolucionaria continuo y tiempo después volvió a formar un grupo más numeroso de los que ellos mencionan, no fue derrotado definitivamente como dicen en sus libros de primaria, ni por Obregón ni Carranza ni siquiera el tío Sam que mando muchos soldados para buscarlo, lo único que encontraron fue el descontento del pueblo mexicano que estaba con Villa y siempre los recibían en cada poblado con el grito de ¡Viva Villa!
Pancho Villa a pesar de contar con un buen grupo de soldados decidió que lo más conveniente era tener una guerrilla conformada por pocos hombres de confianza que estuvieran dispuestos a luchar a su lado hasta al final ya que sabía perfectamente que en esta ocasión ya no tenía apoyo del tío Sam que le proveía armas y que al final lo traicionaron para apoyar a Carranza, unos cuantos hombres se quedaron con el general mientras que muchos regresaron a sus hogares y otros decidieron convertirse en bandoleros y lamentablemente estos (y otros pillos más que ya había desde antes) fueron los que cometieron muchos crímenes en los pueblos y de los cuales la prensa se los atribuían a Villa. Si Villa finalmente dejo las armas fue gracias a la intervención de Adolfo de la Huerta, el gobierno le concedió en propiedad la hacienda de Canutillo por sus servicios prestados a la revolución pero la historia oficial nos los vende como “la rendición de Villa”
Aunque aparentemente “se había rendido” todos sabían que en el caso de que hubiera injusticia de nuevo, Villa podía levantarse en armas otra vez reuniendo otro grupo armado si así fuera necesario. El mismo decía que en cuestión de horas reunía 40,000 revolucionarios, el manco de Celaya y Plutarco Elías Calles le tenían tanto miedo al Centauro del Norte que mejor no quisieron arriesgarse.
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