Es el material natural más eficiente para la elaboración
de instrumentos de corte, como las navajas, y de penetración por impacto, como
las puntas de flecha. Por sus particulares propiedades físicas, la obsidiana
fue ampliamente aprovechada por las culturas prehispánicas en la elaboración
de instrumentos como navajas de agudos y uniformes filos, para cortar fibras
vegetales, plumas, maderas y pieles; raspadores de maguey; perforadores de
cuero, hueso y madera. También se utilizó para tallar de dardo, de lanza y
cuchillos de diversas formas. Guerreros, sacerdotes y dioses aztecas portaban
varios objetos de obsidiana, como collares, orejeras, bezotes y cetros;
asimismo, se elaboraban urnas y esculturas con ese material.
Entre las deidades del panteón mexica, se sabe de dos que
tienen relación directa con la obsidiana: Tezcatlipoca (el que tiene el espejo
humeante de obsidiana) e ltzpapálotl (la mariposa de obsidiana). La obsidiana
estaba presente en diversos ámbitos de la cultura prehispánica del Centro y el
Occidente de México, principalmente en la vida doméstica, la agricultura, las
artesanías, el comercio, la guerra y la religión.
La obsidiana es un vidrio volcánico que se forma cuando
las lavas incandescentes, a 600
°C, con alto contenido de sílice y aluminio se enfrían
rápidamente. La obsidiana es clasificada por la mineralogía como vidrio, ya que
sus átomos no con forman una estructura cristalina; es dura y frágil, de
atrayente brillo, transparente y translúcida, pero su principal característica
es su tipo de fractura, aguda, recta y muy cortante, que permite la elaboración
de diversos tipos de instrumentos tallados y de preciados objetos pulidos. La
obsidiana es generalmente negra o gris, pero también puede ser rojiza, café,
verde o con visos de distintos colores; su transparencia, translucidez y brillo
dependen del espesor del fragmento y de la luz bajo la que se observe
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