Podría decirse que la burguesía inicio en la edad media por consiguiente. En la Edad Media, clase social formada especialmente por comerciantes, artesanos libres y personas que no estaban sometidas a los señores feudales.
Por burguesía se entiende, a grandes rasgos, la clase media acomodada y dueña de comercios y medios de producción, tales como fábricas e industrias, diferenciada en la visión marxista tradicional del proletariado, es decir, de la clase obrera. Los términos burgués y burguesía provienen del francés (bourgeoisie) medieval, ya que surgieron como nombre de una nueva clase social urbana nacida en el seno del feudalismo medieval (los habitantes de los burgos, es decir, las partes nuevas de la ciudad medieval). Éstos no eran ni señores feudales (nobles), ni siervos del campesinado, sino que inicialmente eran comerciantes, artesanos y profesionales libres, cuya posición económica les permitía habitar un peldaño intermedio en la sociedad.
Para la burguesía paz social es el silencio de las masas
Hay
momentos en la historia...que los tiempos se aceleran...hoy por múltiples
razones...fracciones importantes de la gran burguesía e intereses económicos. Transnacionales
colonizan este experimento autoritario...y emprenden una offensive contra el
conjunto De la clase obrera y los trabajadores en general...después de la
fallida REPUBLICA DE WEIMAR...despuntan en el horizonte el horror fascists... O
la clase obrera y los trabajadores se desprenden de esta burocracia traidora en
la representación sindical y de esta pequeña burguesía impotente en la representación
política o se esta ante la perspectiva de una derrota mayúscula que llene las cárceles
de lo mejor de los trabajadores y exponentes de los luchadores sociales...hoy
mas vigente que nunca CON LOS DIRIGENTES A LA CABEZA O CON LA CABEZA DE LOS
DIRIGENTES...
La burguesía es la que tiene el control político y económico de un país o del mundo entero.
Important reflexió de Karl Marx respecte a com la burguesía ens desvía dels nostres objectius per servir als interessos de la burguesía. Leyendo a Marx."[Los proletarios] No deben desorientarse y
abandonar su trabajo por la consideración de que dividiendo los votos
demócratas ayudan a los partidos reaccionarios. Tal argumento se aduce para
engañar al proletariado. El avance que el partido proletario puede hacer con su
actitud independiente es infinitamente más importante que la desventaja que
resulta de tener unos reaccionarios más en la representación nacional". Karl Marx, Circular del
Comité Central a la
Liga Comunista, 1850.
Esto se necesita cambiar donde realmente el pueblo ejerza su
poder, no nada mas yendo a votar, si no en todas las decisiones importantes
"Me
duele el sistema capitalista que nos envuelve y aturde día a día haciendo que
nos resignemos a un sistema deficiente de sociedad donde el consumismo es la
base inherente que lo sostiene a la vez que empodera a la burguesía"
La “clase
media” es un gran invento de la burguesía para hacerles creer que pueden
aspirar a ser como ellos. La “clase media” NO EXISTE
"DONDE EL PUEBLO
MANDA Y EL GOBIERNO OBEDECE. MUY PRONTO ESTO SE HARA REALIDAD QUE LAS MASAS
MANDEN Y EL GOBIERNO ESTE A NUESTRAS ORDENES. NOSOTROS PONEMOS Y QUITAMOS EL
PODER EN UN PAIS CON DEMOCRACIA. Y CON UN GOBIERNO QUE SEPA ESCUCHAR"
Inicia
la desintoxicación informativa bienvenido RT. En español, bienvenidos los medios
alternativos de información, que serán un contrapeso a la basura informativa,
tanto nacional, e internacional, invitamos a todos, los ciudadanos, que
conforman la gran red, de información ciudadanos comunes y corrientes, que
encuentran sus eje fundamental en las redes, alimentadas por millones de
ciudadanos en tiempo real.
Los medios de comunicación masiva
Gracias, a la era digital, es la era de grandes
contrastes y contrariedades, del mundo, revolucionara intelectualmente para la decadencia
de su propia especie, desencadenara en
una verdadera revolución de destrucción masiva, pero también abra un despertar ciudadano, que marcara el camino
al futuro de la humanidad, no hay marcha atrás voluntaria e involuntariamente
caminamos, en un mundo futurista. Y los
medios informativos son primordiales marcaran y seguirán marcando la historia
de la humanidad.
Sea
como sea, le apostamos a los medios libres y consientes, no es hora de quedarse
callado denuncia, reprueba, todo acto de injusticia social, que represente un
peligro a las libertades y a los derechos humanos.
La cadena TELESUR y RT, llego con mucho ímpetu a los hogares mexicanos y al publico hispanohablante de Hispanoamérica ó Latinoamérica, el publico hispanohablante ó hispanoparlante como os gusta llamarnos, los recibió con mucho cariño su programación de entretenimiento e información de buena calidad y muy variada hacían un contrapeso a las cadenas Estadunidenses y de manipulación. Pero de la misma manera que Radio Sputnik, fueron bloqueados, censurados callados prohibidos, fueron vinculados al gobierno Ruso y al presidente de Venezuela. El pretexto que contenían propaganda del kremlin en especial de Bladimir Putin, presidente de Russia, por tal motivo dejaron de trasmitir y dejamos de disfrutar de su programación, la censura que los gobiernos deciden que podemos ver y que no. Pero se hacen llamar los paladines de los países democráticos.
Por; Jesús Hoyos Hernández//Nacional//Análisis//Política//Opinión//Resistencia//Comunicados y propuesta//
Frente
de Organizaciones de Oriente A.C.
POSICIÓN DEL FRENTE ORIENTE ANTE EL PRÓXIMO PROCESO
ELECTORAL
EL SISTEMA ELECTORAL:
INSTRUMENTO EFICAZ DE LEGITIMACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
BURGUÉS Y DE DISCIPLINAMIENTO SOCIAL
Las movilizaciones populares en los últimos años (p.e. la APPO (Asamblea popular de los Pueblos de Oaxaca) en 2006, la huelga
estudiantil de la UACM,
las juntas del buen gobierno del EZLN) expresan resistencias con una
potencialidad revolucionaria. El movimiento #YoSoy132 significó para muchos, la
convergencia de las potencialidades presentes, la posibilidad de construcción
de un sujeto político transformador, de ruptura con la institucionalidad del
régimen, sin embargo, se quedó sólo en una posibilidad, pues no entendió la
perspectiva clasista de la lucha de clases y el papel del alicaído proletariado
mexicano.
A finales de los años sesenta México vivió una encrucijada
parecida. Entonces se planteó el dilema: ruptura o reforma. Del lado de la
ruptura, consciente o inconscientemente, los jornaleros, los obreros
explotados, los desempleados, los jóvenes sin futuro, del lado de la reforma,
la clase política emergente, los nostálgicos resignados, las clases medias
amenazadas, los obreros acomodados, los intelectuales miedosos.
Medios de comunicación, liderazgo e institucionalización son las tres patas que
tratan de estabilizar la “democracia”, o lo que es igual, de legitimar el golpe
autoritario que necesita la economía. Si el conflicto social no hace viable la
relegitimación de los partidos políticos, la opción más razonable –desde la
perspectiva del poder– será la relegitimación del sistema por la vía electoral.
Un proceso revolucionario es una potencialidad que aspira a convertirse en
probabilidad. En el camino se entreveran momentos de calma con estallidos
sociales 2 y ambos tributan al proceso de acumulación de poder. Pero también en
estos momentos las fuerzas conservadoras hacen su trabajo.
En la encrucijada política y en la coyuntura que vive el Estado, la opción
electoral no es una opción real de poder, nos referimos a una alternativa de
poder popular. Sin embargo, parece un lugar común que múltiples organizaciones,
incluso las que se afirman como auténticamente revolucionarias, que traten de
encarrilar la protesta hacia la vía institucional, especialmente en las citas
electorales.
Cualquiera de las opciones políticas que se disputan los votos asume que elegir
un candidato de la amplia -o reducida, según se mire-, oferta de partidos,
implica una opción de poder. Identifican así democracia con votación, tal y
como el propio sistema lleva sosteniendo desde la generalización del voto,
desde que se constató que gracias al manejo de la opinión pública la gente
siempre acabaría votando lo correcto de modo que las élites no correrían ningún
peligro de ser desplazadas por las clases populares. Asumen también que es la
vía aceptable para cambiar las cosas.
Se trata de despojar a lo social de su componente político por la vía de la
institucionalización del conflicto, o lo que viene a ser igual, neutralizándolo
al colocarlo dentro de los márgenes de lo aceptable. Todos los partidos
burgueses actuales, incluso algunos que se afirman proletarios, parten de la
aceptación de las reglas de juego, las mismas que hacen inviable que este
sistema representativo se transforme en una democracia. Incluso aquellos que
sostienen ser anticapitalistas aceptan la forma política del capitalismo.
Sin duda el discurso admite la paradoja de negar que estemos en una democracia
al tiempo que se sanciona esta democracia aceptando los cauces institucionales,
admite contracciones tales como presentarse a unas elecciones compitiendo por
la captación de votos al tiempo que se dice que se presentan porque estas
elecciones no significan nada, se está en contra del liderazgo al tiempo que se
potencia al líder mediático, se afirma querer dar voz a los sin voz al tiempo
que se les trata de incapaces y de no saber lo que quieren. Porque en el fondo,
parecen decir, las masas quieren que se gestione políticamente su protesta.
Si alguna virtud tienen los procesos electorales es la de sacar a la luz el
abanico extenso de contradicciones de los discursos políticos. En estos
momentos es muy fácil distinguir al oportunismo. Las estratagemas retóricas no
hacen sino desarmar el conflicto social sin apenas arañar el fetiche del
sistema.
Como instrumento de disciplinamiento las elecciones han devenido en fetiche, es
decir, objeto al que se le asignan propiedades mágicas. Carlos Marx acuñó el
concepto de fetichismo para referirse a la mercancía en tanto que producto
manufacturado que oculta las relaciones de trabajo bajo las cuales fue
producido. Los procesos electorales en el contexto actual no significan poner
en manos de la gente opciones de poder y, sin embargo, se nos presentan como si
lo fueran. Por otro lado, las reglas que rigen estos procesos permanecen
ocultas mientras que el voto aparece como proceso neutro, mero procedimiento
para seleccionar a los candidatos según las preferencias de la gente.
El hecho de que algunas opciones electorales que se autoproclamen
transformadoras y estén en el lugar de disputar alguna plaza en la arena
política sólo significa que se ajustan al principio de la homogeneidad, es
decir, que se sabe a ciencia cierta que no harán nada esencialmente diferente
de lo que hicieron quienes los precedieron. La alternancia en las instituciones
de los que se consideran “enemigos políticos” favorece la labor disciplinante del
voto ya que la alternancia implica que la opción que ha conseguido alcanzar el
lugar de relevo no ha tomado ninguna medida para hacer que su ascenso fuera
imposible. Sin duda, el discurso es otra cuestión. Como decíamos anteriormente
los discursos pueden seguir siendo radicales e incluso de ruptura. Lo
importante es elaborar un producto político homologado en la práctica.
En la coyuntura actual, con o sin el disciplinamiento electoral, las cosas van
a seguir cambiando, se va a seguir recortando el gasto público, aumentará la
precariedad laboral y los trabajos miseria, se deteriorarán más aún todos los
servicios públicos, aumentará la represión de la protesta, su criminalización y
su silenciamiento mediático… Todos estos cambios son necesarios para terminar
de implantar la nueva fase de acumulación económica. Sin embargo, para ser
implementada necesita poner de nuevo en valor al maltrecho sistema político.
Recuperar el consenso respecto de la institucionalidad, es decir, volver a
apuntalar el sistema fisurado. En este sentido, las elecciones hoy siguen
siendo el instrumento más eficaz de legitimación del sistema político y de
disciplinamiento social: dentro del sistema todo, fuera del sistema nada, con
un abierto rechazo al conflicto (identificado siempre con violencia).
La institución electoral está sacralizada porque así se concibe el sistema
representativo al que llamamos falazmente “democracia”. La fe electoral se
alimenta de la impotencia, el miedo al vacío, la desesperanza o la falta de
ánimo para cambiar las cosas. Pero esta sacralización es en parte responsable
del estrangulamiento de las alternativas de poder popular que únicamente se
hacen visibles a través de situaciones de conflicto que se reflejan en la
movilización. El miedo, la vergüenza, el aislamiento, son lo que conducen al
pueblo a la mistificación del voto, a reproducir la lógica del fetiche que no
tendrá más resultado que ahogar en la impotencia las esperanzas democráticas de
este país.
En la coyuntura actual la institucionalización es el camino para la
desactivación del conflicto, las votaciones el método para la legitimación del
sistema y al liderazgo político se accede por aclamación mediática.
El filósofo alemán Hegel entendía que las principales tareas del Estado en la
nueva sociedad burguesa eran: ideológicas y políticas. Pero del siglo XVII a la
actualidad, el Estado, como la economía capitalista, han sufrido un proceso de
naturalización y objetivación. Percibimos al Estado burgués como El Estado
–desprendido de su concreción histórica y de clase-, a la política como una
técnica, y a la economía capitalista como la economía en sentido genérico (la
forma de resolver las necesidades de la vida en comunidad). De la misma forma
que la economía ha perdido el adjetivo “política” -para hacernos creer que
detrás no existe ningún tipo de relación de poder sino el devenir objetivo y
natural de las fuerzas abstractas del mercado-, la política, se ha
despolitizado, es decir, desideologizado.
Esto quiere decir que la política se nos presenta como una técnica (gestión y
administración de recursos), como una actividad que realizan los especialistas,
los políticos, como un ámbito en el que la participación de los ciudadanos
consiste en elegir a los gestores correctos y, en caso de no estar satisfechos
con su actuación, la posibilidad de cambiarlos cada cierto tiempo. Poco más o
menos como actuaríamos en el mercado eligiendo un producto u otro en función de
su presentación. En la política moderna no se pone en juego el poder, sólo su
apariencia pública.
La política despolitizada nos dibuja pues, un tablero en el que no hay
contradicciones irresolubles, por ejemplo entre el Capital y el trabajo, sino
meras negociaciones de intereses, en el que los políticos elegidos según la
fuerza del número de votos obtenidos estarán en mejor o peor condición, se nos
dice, para negociar los intereses de sus representados. El conflicto de clases,
la explotación, no puede trasladarse a la política porque en el mismo momento
en que una opción de poder real, popular, tuviera alguna posibilidad de
convertirse en hegemónica, sería criminalizada y sacada fuera del tablero de
juego. Así, mover ficha en un tablero trucado y con las fichas marcadas sólo
podrá acrecentar el desánimo y la impotencia, a la vez que estigmatizará cualquier
reivindicación o conflicto que se dé fuera de los cauces establecidos.
Se nos convence de que no habrá nunca victorias totales, de que frente a la
violencia de las calles está la paz de las instituciones, de que no hay logros
posibles que no sean convenientemente pastoreados, de que es esta democracia o
el caos, el orden institucional o la violencia sin sentido, se nos dice.
La política despolitizada se construye sobre el dogma de la política como
técnica no sólo de gestión sino de pacificación del conflicto social por la vía
de la institucionalidad. Las votaciones, no significará variación alguna en las
relaciones de poder y explotación; y cualquier opción que tomemos de cara a las
citas electorales será una opción incoherente, en el fondo, una trampa en la
que partiendo de nuestros deseos de transformación, de la defensa de nuestros
intereses y de la crítica al sistema nos convertiremos en cómplices necesarios
de su reproducción.
La democracia no es un término que pueda descontextualizarse. Como cualquier
concepto, como las elecciones, es una construcción histórica que ha devenido
ideología legitimadora de los sistemas políticos burgueses (Burguesía).
Orden, dirección y estabilidad son las características de la
institucionalización burguesa. Son las garantías que exige los organismos
financieros internacionales. Son los rasgos sustantivos que garantizan la
reproducción del capitalismo en su fase actual. Dicha acumulación, dada la
trayectoria de nuestro sistema político sólo puede realizarse con una combinación
adecuada de consenso y represión. De ahí que junto con las constantes
propuestas de regeneración del sistema político se pongan en marcha reformas a
la ley penal. De ahí que ante las crecientes mareas de movilización social se
promuevan opciones electorales podridas y decadentes.
Para el pensamiento burgués institucionalización y legalización van de la mano.
La institucionalización ordena, estabiliza, reparte funciones, asigna tareas.
Es un proceso de racionalización cuya función principal en las sociedades
burguesas es desactivar el conflicto canalizándolo si se trata de opciones
negociables o sacándolo fuera (criminalizándolo) si no se puede
institucionalizar.
El voto es el primer instrumento de delegación del poder del pueblo, el
ejercicio político al que queda reducida la participación social. Es además un
acto individual, resultado de la concepción de la política también como un
sumatorio de voluntades individuales. Una vez ejercido, el ciudadano puede
volver a casa tranquilo, ha transferido la responsabilidad de la toma de
decisiones políticas, ha depositado en el otro su voluntad para que ese otro
haga lo que pueda, lo que le dejen o lo que quiera.
Cambiar este país de arriba abajo no será el resultado de las buenas
intenciones de ningún grupo de ilustrados, tampoco las elecciones son la pócima
mágica que una vez bebida nos hará más fuertes para derrotar a los enemigos del
pueblo, el único camino posible es el de la organización popular, la
proletarización de la conciencia de las clases medias, y la lucha de la clase trabajadora en el camino revolucionario, hacia la construcción de la dictadura
del proletariado.
¡¡NINGUNA LUCHA ES SUFICIENTE SI NO COMBATE FRONTALMENTE A LA LACRA DEL OPORTUNISMO!!
¡¡AL ENEMIGO NO SE LO COMBATE CON VOTOS, AL ENEMIGO SE LE COMBATE CON
ORGANIZACIÓN Y GUERRA REVOLUCIONARIA!!
¡¡POR LA EMANCIPACIÓN
DE LOS TRABAJADORES!!
FRENTE ORIENTE
Proletario y combatiente!!
Con una chingada Mexicano, no te das cuenta que te están dando en la
madre, y con tu voto les das poder legal al mismo para que te sigan dando
en la madre, ¿Cuantas veces has votado? ¡Y; a servido de algo!, ¡han cambiado
las cosas!. Mejor organízate y lucha para derribar la mafia del poder.
El grito desesperado de los jornaleros agrícolas de San Quintín, Baja California, exhibe esa cara de México que busca ocultarse para mantener un sistema de explotación e impunidad a costa de miles de hombres, mujeres, niños y niñas, que se ven obligados a aceptar condiciones de trabajo y de vida infames para medio subsistir.
Han pasado casi tres semanas de aquel 18 de marzo, hoy día histórico, en que los jornaleros decidieron suspender sus trabajos, abandonar la colecta de jitomate, fresa y mora para plantear un pliego petitorio con reclamos elementales: un salario de 300 pesos diarios por su arduo trabajo, respeto a las prestaciones laborales de la ley federal del trabajo, seguridad social y respeto a las mujeres. Indigna leer su octava demanda: no más tolerancia al acoso sexual de los mayordomos de cuadrilla y/o ingenieros encargados de los ranchos.
La respuesta patronal y gubernamental ha sido lenta, apoyada en tácticas dilatorias, para evitar contraer compromisos, a pesar de que la mayoría de los puntos reclamados son obligatorios por ley. Su estrategia ha consistido en doblegar el movimiento por hambre y la amenaza de acciones represivas. Los ofrecimientos para resolver el conflicto son inaceptables: tan sólo un incremento de 20 pesos diarios, que equivale a 15 por ciento de su salario. Los jornaleros, en una actitud conciliatoria, han reducido su petición al orden de 270 pesos. Apenas supera el límite de pobreza planteado por el Coneval.
Los trabajadores en las 148 colonias de San Quintín plantean los mismos problemas que sufren millones de jornaleros a lo largo y ancho del país, incluyendo diversas regiones del norte en Sinaloa, Sonora, Chihuahua y el resto de Baja California. En cada estado existen historias comunes; lo que es claro es que forman parte de un gigantesco sector abandonado de las políticas oficiales. Su realidad cotidiana es escalofriante: a la falta de servicios elementales como agua, drenaje y habitación, se acumulan los bajos salarios y los riesgos derivados de la exposición a agroquímicos, pesticidas y fertilizantes. Buena parte son indígenas y migrantes en su propio país que se ven obligados a abandonar sus lugares de origen, porque debido a las políticas neoliberales el campo está arrasado.
La mayoría carece de seguridad social, a pesar de que existe obligación para ello. En el caso de San Quintín sólo 20 por ciento está afiliado al IMSS y existe tan sólo un hospital de esta institución; se les cobra el transporte a sus lugares de trabajo y ante cualquier intento de reclamo son reprimidos con la pérdida del empleo, con la amenaza de no volver a ser contratados en ningún lugar. En fin, son víctimas de toda clase de zopilotes.
En virtud de que el sistema de pago está vinculado al destajo, los jornaleros se apoyan en el trabajo de sus parejas y sus hijos. Basta señalar que 45 por ciento de la población es femenina. El producto de la labor de todos ellos se suma al pago que se hace al padre o madre de familia; en el mejor de los casos, únicamente el jornalero es considerado asalariado. La necesidad de la gente que trabaja es tal, que la labor de los menores no se resuelve impidiéndoles su trabajo, razón por la cual fracasan las políticas que se limitan a prohibir el trabajo de los niños, sin asegurar, en cambio, ingresos para que la familia no se vea obligada a hacer este esfuerzo.
Cada ocasión que explota un problema social salen a relucir los parásitos que actúan como cómplices en la postración de los más débiles. En este caso se trata de una red de actores que toman ventaja de la indefensión de los jornaleros. Los líderes de los sindicatos oficiales, con las siglas de siempre, forman parte de esta lista. Por ello el primer punto del pliego petitorio es la revocación del contrato colectivo firmado por la CTM y la CROM con la Asociación de Agricultores, por las graves violaciones a nuestros derechos laborales y humanos. Cualquiera se hubiera imaginado que el reclamo fuera el respeto al contrato colectivo, pero no fue así, porque, como existe en todo el país, se trata de un convenio de trabajo de protección patronal.
En la medida en que pasan los días crece la solidaridad nacional e internacional con estos luchadores en favor de la vida, no sólo por lo justo y elemental de sus reclamos, sino porque se ha exhibido la maraña de intereses que explican su estado de indefensión, encabezados por los propietarios de las empresas agroexportadoras, muchos de ellos, funcionarios gubernamentales que han hecho grandes negocios con este modelo de explotación, aprovechando sus relaciones políticas para lograr que los gobiernos abdiquen de su función fiscalizadora y actúen en complicidad para lograr que la ley sea letra muerta.
A pesar de algunas bajas, el paro de labores logró importantes logros; por un lado, ha roto el bloqueo informativo y sus demandas se extienden en el país; por el otro, ha convocado a una creciente solidaridad al otro lado de la frontera, donde las principales organizaciones gremiales se han pronunciado en su favor concretando una acción binacional sin precedente. Esto fortalece el movimiento, no sólo por la ayuda directa a los jornaleros, sino por la capacidad de presionar a los empresarios en el propio terreno del mercado al que exportan.
El gobierno y los empresarios saben que estos movimientos son una chispa difícil de apagar, en un pajar de tantas iniquidades, por ello se verán obligados a negociar en términos distintos a los planteados hasta ahora, con los jornaleros y con su asociación, la Alianza de organizaciones por la justicia social. Basta un poco de flexibilidad e inteligencia para entenderlo.
Los jornaleros, además del avance que lograrán para mejorar sus condiciones de vida y laborales, tendrán como ganancia haber experimentado el poder de su fuerza organizada de una manera autónoma. Hasta ahora, sólo los empresarios contaban con una organización que representara sus intereses: la Asociación de Agricultores, que es una especie de Coparmex; ahora los jornaleros tienen su alianza, que llegó para quedarse. Ahora y en el futuro tendrán que negociar con trabajadores que tuvieron la capacidad de construir y presentar un reclamo común. Apoyar sus demandas es un deber ético y social.