//Por Jesús Hoyos Hernández//Mixteca//Herencia Cultural//Relatos//Crónicas//
Los actos fúnebres en los pueblos originarios
Cuando nos referimos a los pueblos originarios nos referimos a un sincretismo multicultural, religioso y tradicional, por ejemplo en los actos fúnebres antiguamente existió una mezcla de creencias religiosas y costumbres muy apegadas al ceno familiar, cuando alguien moría, general mente era en el lecho de su casa, era muy común que en los últimos minutos de vida terminal de una persona se hiciera acompañar de los familiares más cercanas. No podía faltar el sacerdote del pueblo, quien era el encargado de darle la bendición, y los santos oleos, si todavía estaba en condiciones la persona que estaba a punto de abandonar este mundo, era necesario que se confesara, si era algún asunto grabe los familiares salían de la habitación para quedar a solas con el clerigo, también era muy común encontrarse con el curandero del pueblo o el medico familiar que asistió a la persona aunque este ultimo ya no era necesario.
También era muy común que en esos momentos de pena y de dolor era casi obligatorio otorgar y pedir perdón, para las personas que envida tuvieron algún conflicto u ofensa por parte de la persona en cuestión, se tenía la creencia que por ese motivo la agonía se tornaba mucho mas larga y no se podían morir en paz. El perdón se podía otorgar aunque la persona ya no estuviera con vida.
Otro elemento es que los difuntos se tendían en un petate en el suelo esto viene desde nuestros antiguos antepasados donde el petate servia como mortaja o como estuche para cubrir los cuerpos y darles santa sepultura, prosiguió durante la revolución por la terrible precariedad para las personas más humildes. En su defecto también los difuntos se tendían en una mesa e inmediatamente se ponían veladoras y flores.
De la misma manera si algún desdichado no tenía familia, se asistía al desvalido por personas voluntarias del pueblo, nunca falta quien diera su apoyo y hasta la fecha se continúa con esa tradición la mayoría del pueblo ayuda.
Se cree que hasta en la choza mas humilde a nadie se le podía negar un entierro digno a la palabra religiosa esa que dice que “Polvo somos y en polvo nos convertiremos”. La caja se utilizaba hasta al final ya para llevar a los cuerpos ya rumbo al campo santo.
En algunos actos fúnebres también se hacen acompañar por música de viento y el repique de las campanas de la iglesia llamando al doble, cuando el cortejo partía rumbo al panteón.
Se podría decir que todo esto que acabamos de describir no tiene nada de particular, pero esto ya casi es una costumbre perdida en tiempo solo prevalece en algunos pueblos originarios donde la familia no ah sido fragmentada. Todos estos elementos o algunos de ellos ya desaparecieron. El otro elemento a resaltar es que estas costumbres son producto de la fusión de dos culturas y representa el ultimo adiós a nuestros seres queridos.
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