Presidentes de México.
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Por; Jesús Hoyos Hernández//Independencia de México//Biografías //Monografías//Historia de mexica//
Sebastián Lerdo de Tejada y Corral. Destacado político mexicano que nació en Jalapa, Veracruz. Escribió la instrucción elemental en su estado natal y posteriormente pasó a la ciudad de México para continuar su estudio en leyes en el Colegio de San Idelfonso. En su vida política destaca como amplio colaborador de Juárez en lo referente a la obra de la Reforma y a la lucha con el Imperio de Maximiliano (1).
El 6 de Septiembre de 1863, Juárez le nombró Ministro de Justicia y posteriormente cinco días mas tarde, le nombró Ministro de Relaciones, pero este último puesto lo abandonó en 1871 con el objeto de lanzarse para candidato a la presidencia de la República , lo cual no le fue posible puesto que resultó reelecto Juárez; sin embargo, como éste murió al año siguiente, 18 de julio de 1872, Lerdo de Tejada, como presidente de la Suprema Corte que era, se ocupó de la presidencia de la República , desempeñandola interinamente del 19 de Julio al 1o. de Diciembre de aquel año y, en propiedad desde esta última fecha hasta el 20 de Nov. de 1876. Elevó a las Leyes de Reforma al rango de constitucionales e inauguró el Ferrocarril México-Veracruz.
Muerte Sebastián Lerdo de Tejada
En 1889, murió en Nueva York Sebastián Lerdo de Tejada. Con la Iglesia, el manejo de Porfirio Díaz fue en verdad magistral: se llamó 'política de conciliación'. A diferencia de Sebastián Lerdo de Tejada que, además de incorporar a la Constitución las Leyes de Reforma, expulsó nuevamente a los jesuitas y hasta a las piadosas monjas de San Vicente de Paúl (logrando con ello una rebelión de campesinos en el occidente de México), Díaz quería poner fin a la discordia religiosa. Había que abstenerse de aplicar las Leyes de Reforma "porque se sostienen los odios de partido". Era extraño ver cómo en aquel México liberal y progresista de fin de siglo se popularizaba la frase "poca política, mucha administración". ¿No era, justamente, la frase de Alamán en 1846: 'No necesitamos congresos, sólo unos cuantos consejeros planificadores'? Díaz encarnaba, en efecto, puntualmente, el programa de Alamán, el sueño conciliatorio de Comonfort, pero desde una legitimidad liberal. Había encontrado la fórmula de síntesis que los criollos nunca pudieron vislumbrar. Y así ocurrió que México cerraba el siglo XIX y abría el XX en una situación impensable: la vida monárquica con formas republicanas.
Desde su exilio en Nueva York, donde murió en 1889, el ex presidente Sebastián Lerdo de Tejada había resumido su crítica en una frase lapidaria que no caería en el vacío sino en las inquietas conciencias de los "científicos" (así llamaría el pueblo, desdeñosamente los tecnócratas a quienes don Porfirio beneficiaba con puestos, concesiones o prebendas) y pasaría a formar parte de los sueños de unos cuantos periodistas auténticamente liberales: "Yo profetizo para México la más grande y poderosa de las revoluciones. No revolución de partidos, estéril y gastada, sino revolución social. Nadie podrá evitarla".
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