Por; Jesús Hoyos Hernández//Nacional//Musica//Biografías//Estados//Compositores//Mixteca//Autores//Oaxaca//
Macedonio
Alcalá, violinista, pianista y compositor oaxaqueño. El vals “Dios nunca muere”
fue compuesto por él en 1868 y es considerado el segundo himno del estado de
Oaxaca.
El
himno de los oaxaqueños; Dios nunca muere, del maestro Macedonio Alcalá,
interpretado por grandes exponentes de la música. Macedonio Alcalá es el autor
de "Dios Nunca Muere", el segundo Himno de Oaxaca, lo creó cuando
unos indígenas le encargaron escribir un vals para la Virgen, uno de ellos, sin
que se diera cuenta, le dejó 12 pesos
“El enfermo localizó la oportuna
ayuda pecuniaria y, en aquel instante, del fondo de su alma agradecida… exclamó
alborozado: “Dios nunca muere para los pobres”. Macedonio comentaba con su esposa Petronila, la
oferta que el Lic. José Esperón, le había hecho sobre un empleo de maestro de
música en su hacienda “La Concepción”, en
Tlaxiaco, ella le dijo “tal vez sea una
solución para que te alejes de la bebida que puros problemas nos ha traído”.
Ya en la hacienda, Macedonio aunque tomaba menos por las dolencias hepáticas,
tosía mucho y cada vez estaba más débil pues comía poco, perdía peso, tenía
sudores nocturnos, escalofríos y fiebre, ante esto, empeñaron el violín y
regresaron primero a Yanhuitlán de donde era su esposa y después a la ciudad de
Oaxaca.
En
Oaxaca, ya muy grave, alquila una pieza en casa de la familia Aguilar de oficio
panaderos, y manda a su esposa a que llamara a su hermano Bernabé, quien se
había casado con la señora Manuela Orozco, dueña de la fábrica de cigarros “La Ópera” por lo que llegó el personaje
en un carruaje tirado por caballos y vestido muy elegante, entró al cuarto y
después de oír a su hermano le contestó, “¡No eres de los de Santa Cecilia?
Arruínate! Y dando media vuelta salió del cuarto. Macedonio se puso a recordar
cuando el 30 de julio de 1854 de 23 años él y ella de 21, Petronila Palacios
avanzaba por el pasillo de la iglesia, con su cara resplandeciente de alegría,
la misma que tenía cuando nació cada uno de sus tres hijos, la vez que se
presentó en el “Teatro Noriega”
techado con tejamanil, lámparas de petróleo y bancas de madera, con Cosme
Velásquez, Manuel Cerqueda, Juan Sánchez Hernández, Adrián Zárate y Rito Pérez
para dar un concierto; recordó las serenatas o “gallos” que llevaban, y cuando acudía con sus hermanos a las
clases de música con el profesor José Domingo Martínez; una sonrisa le apareció
cuando recordó la ocasión en que el Cónsul de España D. José Zorrilla lo
contrató para que en la cena baile que daba por el triunfo de la Armada Española en
Teuán, tocara una composición escrita para esa ocasión, en homenaje a ésta
victoria, se puso de acuerdo con el maestro Velásquez que tocó en el piano e
improvisó, …Comenzamos en do mayor, le
dijo, e irás modulando progresivamente los demás tonos hasta resolver la misma
tonalidad. Dicho y hecho. El maestro hizo vibrar las cuerdas de su violín y un
hermoso vals dejó admirada a toda la concurrencia. Al terminar, cuando la
ovación fue estrepitosa, don Macedonio dijo al maestro Cosme Velásquez, no
podría escribir, lo que hoy he tocado. En éstas cavilaciones estaba cuando
se le acerca su afligida esposa, no tenían para darle de comer a los niños y
menos para algún medicamento que aminorara el sufrimiento del maestro, y le
comenta, vinieron a visitarte don Cosme Velásquez y don José Maqueo, tus
compañeros de la asociación “Santa
Cecilia”; “…Los que entre charla y charla, dejaron oculta (un ayuda de
$40.00) discretamente bajo la almohada del paciente. Cuando los dos
benefactores se habían ausentado, el enfermo localizó la oportuna ayuda
pecuniaria y, en aquel instante, del fondo de su alma agradecida brotó una
feliz expresión que es todo un poema filial y de profundo reconocimiento a la Providencia de Dios y
exclamó alborozado: “Dios nunca muere
para los pobres” … y pidiendo papel pautado y lápiz … escribió el hermoso
Vals en cuyas emotivas notas revela no sólo la penosa situación por la que
atravesaba con pobreza, enfermedad, incomprensión, con torturas físicas y
morales…” Sus amigos de la Asociación Filarmónica
mutualista de “Santa Cecilia”, al enterarse que Macedonio recibiría los últimos
sacramentos, acudieron como orquesta a interpretar el vals que se estrenó en su
sacramento, don Macedonio derramó una lágrima y murmurando el nombre de su
madre Tomasa, murió el 12 de septiembre de 1869 las doce del mediodía.
Fuentes: Lino R. Vargas. Monografía de don Macedonio Alcalá.
Oaxaca. 1969. Francisco Moncada García. Pequeñas
Biografías de Grandes Músicos Mexicanos. Ediciones Framong. México. 1966.
Mauricio Ríos "El
Mexicano" Director y Productor: Forever - Pro Studio Héctor
Santiago Bautista
La
historia de la canción Dios nunca muere, de la autoría de Macedonio Alcalá,
está rodeada de leyendas, este himno no oficial de Oaxaca, fue compuesto en
1868, el compositor de esta pieza musical, nació en Putla, Villa de Guerrero,
Oaxaca el 12 de septiembre de 1831, en el seno de una familia campesina y
amante de la música.
Macedonio
Alcalá es el autor de "Dios Nunca Muere", el segundo Himno de Oaxaca,
lo creó cuando unos indígenas le encargaron escribir un vals para la Virgen, uno de ellos, sin
que se diera cuenta, le dejó 12 pesos
Macedonio Alcalá, violinista, pianista y compositor oaxaqueño. El vals “Dios nunca muere” fue compuesto por él en 1868 y es considerado el segundo himno del estado de Oaxaca.
El himno de los oaxaqueños; Dios nunca muere, del maestro Macedonio Alcalá, interpretado por grandes exponentes de la música. Macedonio Alcalá es el autor de "Dios Nunca Muere", el segundo Himno de Oaxaca, lo creó cuando unos indígenas le encargaron escribir un vals para la Virgen, uno de ellos, sin que se diera cuenta, le dejó 12 pesos
“El enfermo localizó la oportuna ayuda pecuniaria y, en aquel instante, del fondo de su alma agradecida… exclamó alborozado: “Dios nunca muere para los pobres”. Macedonio comentaba con su esposa Petronila, la oferta que el Lic. José Esperón, le había hecho sobre un empleo de maestro de música en su hacienda “La Concepción”, en Tlaxiaco, ella le dijo “tal vez sea una solución para que te alejes de la bebida que puros problemas nos ha traído”. Ya en la hacienda, Macedonio aunque tomaba menos por las dolencias hepáticas, tosía mucho y cada vez estaba más débil pues comía poco, perdía peso, tenía sudores nocturnos, escalofríos y fiebre, ante esto, empeñaron el violín y regresaron primero a Yanhuitlán de donde era su esposa y después a la ciudad de Oaxaca.
En Oaxaca, ya muy grave, alquila una pieza en casa de la familia Aguilar de oficio panaderos, y manda a su esposa a que llamara a su hermano Bernabé, quien se había casado con la señora Manuela Orozco, dueña de la fábrica de cigarros “La Ópera” por lo que llegó el personaje en un carruaje tirado por caballos y vestido muy elegante, entró al cuarto y después de oír a su hermano le contestó, “¡No eres de los de Santa Cecilia? Arruínate! Y dando media vuelta salió del cuarto. Macedonio se puso a recordar cuando el 30 de julio de 1854 de 23 años él y ella de 21, Petronila Palacios avanzaba por el pasillo de la iglesia, con su cara resplandeciente de alegría, la misma que tenía cuando nació cada uno de sus tres hijos, la vez que se presentó en el “Teatro Noriega” techado con tejamanil, lámparas de petróleo y bancas de madera, con Cosme Velásquez, Manuel Cerqueda, Juan Sánchez Hernández, Adrián Zárate y Rito Pérez para dar un concierto; recordó las serenatas o “gallos” que llevaban, y cuando acudía con sus hermanos a las clases de música con el profesor José Domingo Martínez; una sonrisa le apareció cuando recordó la ocasión en que el Cónsul de España D. José Zorrilla lo contrató para que en la cena baile que daba por el triunfo de la Armada Española en Teuán, tocara una composición escrita para esa ocasión, en homenaje a ésta victoria, se puso de acuerdo con el maestro Velásquez que tocó en el piano e improvisó, …Comenzamos en do mayor, le dijo, e irás modulando progresivamente los demás tonos hasta resolver la misma tonalidad. Dicho y hecho. El maestro hizo vibrar las cuerdas de su violín y un hermoso vals dejó admirada a toda la concurrencia. Al terminar, cuando la ovación fue estrepitosa, don Macedonio dijo al maestro Cosme Velásquez, no podría escribir, lo que hoy he tocado. En éstas cavilaciones estaba cuando se le acerca su afligida esposa, no tenían para darle de comer a los niños y menos para algún medicamento que aminorara el sufrimiento del maestro, y le comenta, vinieron a visitarte don Cosme Velásquez y don José Maqueo, tus compañeros de la asociación “Santa Cecilia”; “…Los que entre charla y charla, dejaron oculta (un ayuda de $40.00) discretamente bajo la almohada del paciente. Cuando los dos benefactores se habían ausentado, el enfermo localizó la oportuna ayuda pecuniaria y, en aquel instante, del fondo de su alma agradecida brotó una feliz expresión que es todo un poema filial y de profundo reconocimiento a la Providencia de Dios y exclamó alborozado: “Dios nunca muere para los pobres” … y pidiendo papel pautado y lápiz … escribió el hermoso Vals en cuyas emotivas notas revela no sólo la penosa situación por la que atravesaba con pobreza, enfermedad, incomprensión, con torturas físicas y morales…” Sus amigos de la Asociación Filarmónica mutualista de “Santa Cecilia”, al enterarse que Macedonio recibiría los últimos sacramentos, acudieron como orquesta a interpretar el vals que se estrenó en su sacramento, don Macedonio derramó una lágrima y murmurando el nombre de su madre Tomasa, murió el 12 de septiembre de 1869 las doce del mediodía.
Fuentes: Lino R. Vargas. Monografía de don Macedonio Alcalá. Oaxaca. 1969. Francisco Moncada García. Pequeñas Biografías de Grandes Músicos Mexicanos. Ediciones Framong. México. 1966.
Mauricio Ríos "El Mexicano" Director y Productor: Forever - Pro Studio Héctor Santiago Bautista
La historia de la canción Dios nunca muere, de la autoría de Macedonio Alcalá, está rodeada de leyendas, este himno no oficial de Oaxaca, fue compuesto en 1868, el compositor de esta pieza musical, nació en Putla, Villa de Guerrero, Oaxaca el 12 de septiembre de 1831, en el seno de una familia campesina y amante de la música.
Macedonio Alcalá es el autor de "Dios Nunca Muere", el segundo Himno de Oaxaca, lo creó cuando unos indígenas le encargaron escribir un vals para la Virgen, uno de ellos, sin que se diera cuenta, le dejó 12 pesos
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