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Este blog ofrece una diversidad de temas de investigación desde en el área de la política la cultura y las artes, pero la mayoría es de opinión y la critica que expresa el autor haciendo uso de la libertad de expresión en temas de interés general y de actualidad. Por; Jesús Hoyos Hernández//Nacional//Análisis//Política//Opinión//Biografias//Historia de México// Ecologia//Cultura//Musica//.
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martes, 3 de diciembre de 2019

ÉTICA POLÍTICA

La humildad, la moral, la honradez, en el ejercido de poder son las virtudes más elevadas del hombre..



ÉTICA  Y  POLÍTICA



Vamos a tratar un tema muy controvertido pero muy necesario el tema de la “Ética Política” que los políticos de hoy ni la conocen, ni saben que es so, muchos ni siquiera fueron a la facultad, algunos otros son lideres natos, pero carecen de una formación académica algunas teorías sobre la concepción del Estado,  ya son teorías del pasado, para algunos tecnócratas estupidos y corruptos que han prostituido la política, a tal grado que la política ya no es el arte de servir, se la a definido como la lucha por el poder.

Pero primero comenzaremos por definir algunos conceptos según el diccionario como por ejemplo que es ÉTICA.



ETICA: Disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano.

"Aristóteles fue el fundador de la ética; don Joaquín fue catedrático de psicología, lógica y ética"

Conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.



MORAL: Disciplina filosófica que estudia el comportamiento humano en cuanto al bien y el mal. "profesor de moral"

Conjunto de costumbres y normas que se consideran buenas para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad.



Política: Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados.

Actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país.

Conjunto de los procedimientos y medidas que se adoptan para dirigir los asuntos que afectan a la sociedad o tienen relación con ella.


El hombre es un ser libre, con capacidad de autodeterminación, es decir, capaz de obrar luego de una libre elección. Esta elección se lleva a cabo como resultado de un conocimiento que define el carácter de una conducta, ya que está vinculado con una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto.

Tanto la moral, como el derecho y los usos sociales, forman parte de un todo mayor: la ética. Hablar de ética es hablar del bien y del mal. La ética no es una abstracción, es el otro. Cada acto está obrando directa o indirectamente sobre una vida: “Nunca se roba algo, se le roba a alguien”.

La moral hace referencia a aquellas pautas interiorizadas por el individuo quien se las autoimpone no como obligación sino como necesidad, por el simple hecho de provenir o formar parte de “lo bueno”.

El derecho es el conjunto de normas emanadas por un órgano competente. Las  mismas constituyen una prescripción, o sea la imposición de la voluntad de la autoridad normativa sobre la voluntad del sujeto o destinatario.

Los usos sociales recogen comportamientos deseables y aprobados por una comunidad, es decir costumbres sociales. Son normas consuetudinarias.

El hombre, por naturaleza tiene la capacidad de perfeccionarse y de superarse día a día, por lo que tiende a alcanzar la plenitud. Para llegar a tan preciada meta como lo es la plenitud, es necesario vivir en sociedad; el ser humano necesita de los demás para construir un mundo o ambiente propicio en el cual alcanzar la plenitud, causa esencial de la felicidad.

Es por ello que el hombre necesita de la sociedad política, pues nada es pleno si no se comparte, confronta y comunica a los demás, ya que el bien es expansivo, comunicativo: “De nada sirve la sabiduría si no se la comunica mediante la educación”.

El hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien común a todos. El bien común no es el bien individual, no es la suma de la porción de felicidad de cada individuo integrante de una comunidad, pero tampoco es un bien que nada deba a las partes. Es la integración sociológica de todo lo que hay de virtud y riqueza en las vidas individuales, y que tiende a perfeccionar la vida y la libertad de persona de cada ser. No es utilidad solamente, sino fin bueno es sí mismo, sujeto a la justicia y a la bondad. Es el fin último de la vida social.

La política es la ciencia social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad. El bien común no es sólo la tarea del poder político sino también razón de ser de la autoridad política.

Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Será bueno todo aquello que beneficie, tienda, acreciente o promueva el bien común. Será malo todo aquello que tienda a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, etc.

Es deber de todo estado democrático promover el bien general. El preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina establece:

“Con el objeto de constituir la unión, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.

El bienestar general se logra por medio de una auténtica justicia social cuya finalidad es obtener una más justa distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. Hace falta la presencia de un estado capaz de generar este equilibrio. Un estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de las organizaciones intermedias. Un estado que no convierta en dependientes a los ciudadanos y en pupilas a las comunidades y organizaciones intermedias. Un estado que no les quite sus obligaciones. Esa orientación de la intervención estatal ha sido nefasta para la sociedad civil, la ha hecho débil. Pero tampoco sirve un estado ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un estado indiferente a los problemas sociales. El estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin demagogias.(1)

En resumen, la naturaleza de un estado o de la sociedad política, es la búsqueda del bien común. El estado se desnaturaliza, es decir pierde su esencia, cuando se corrompe. Corromper, entre otras acepciones posibles, es alterar la forma de alguna cosa; así el estado corrupto ya no tiende al bien común sino que se desvirtúa transformándose al provecho de unos pocos.

Según Aristóteles, definiendo las formas de gobierno, hay monarquía, aristocracia o democracia cuando el rey, una minoría o una mayoría gobiernan para el conjunto. Estas serían las formas naturales. En cambio hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos. Estas serían las formas desnaturalizadas.

Los factores que conducen a la desnaturalización del estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral, ilegítimo e ilegal son principalmente:



a) el economicismo,  b) la tentación del poder absoluto y  c) la pérdida de un orden político.

a)  Este tipo de corrupción se da siempre que el dinero ocupa un lugar preferencial en la escala de valores de una sociedad.  Y lo cierto es que así parecen estar hoy las cosas en la mayoría de los países. Lo común es que un funcionario viole sus deberes de lealtad al pueblo por alguna condición económica, es decir, porque hay dinero de por medio.

Max Weber distinguió entre los políticos que viven para la política y los que viven de la política. En el último caso, la ambición política deja de valer por sí misma y se rebaja al nivel de un valor instrumental al servicio del enriquecimiento.

A fines del siglo XIX, Leandro Alem sostenía: “... el interés material será para un pueblo de mercaderes, no para el nuestro...”, “...no conviene materializar las sociedades, aflojando los resortes morales de su espíritu...”, “... Se nos quiere halagar con las promesas de engrandecimiento material. Yo prefiero, porque lo considero más digno de una sociedad como de un individuo, vivir con menos lujo y con menos pompa, siempre que me dirija yo mismo. Prefiero una vida modesta, autónoma, a una vida esplendorosa sometida a tutelaje...”.

b)  Todo poder tiende a corromper; el poder absoluto corrompe absolutamente. Alguien que carece de una sensibilidad moral excepcional, y que no es sino una persona ordinaria, común y corriente, puede sucumbir frente a la  tentación extraordinaria que surge de las inmensas posibilidades del poder, a menos que se la limite y se la controle. Expresaría Elpidio González: “... El radicalismo es una fuerza principista. Para la Unión Cívica Radical los gobiernos son medios de servir al país y no fines...”.

c)  Bajo cualquier sistema político existe un orden político natural al cual la acción política debe sujetarse en aras de la estabilidad y el bienestar de la nación. El orden político es la única posibilidad de trabajar por el bien común. Su contraparte, el desorden político, implica el desquicio general de las funciones sociales, de modo que nadie trabaja en lo que le compete. Diría Dante: “Siempre la confusión de la persona es principio del mal de la ciudad”.



Podemos, lógicamente, reducir los tres factores de desnaturalización del estado, anteriormente mencionados, a un solo eje fundamental: la conducta. Según el diccionario de la lengua española, conducta, entre otras acepciones,  es la manera con que los hombres gobiernan su vida y rigen sus acciones. Como ya sabemos, el hombre es un ser libre, capaz de autodeterminarse y que actúa según una elección. También dijimos que la ética esta compuesta por la moral, el derecho y los convencionalismos sociales.

Por lo tanto una conducta será éticamente positiva siempre que el hombre encamine su vida conforme a las costumbres sociales y normas jurídicas vigentes, y cuyos principios morales, que por naturaleza indican qué es lo bueno, no queden sólo en el campo de la abstracción o el conocimiento, sino que los concrete mediante su observancia. En resumen, será una conducta acorde a la ética aquella conducta virtuosa. La virtud es la disposición constante del alma a conducirse de acuerdo al bien y a evitar rigurosamente el mal. Las virtudes que hacen ética a una conducta, y que son además indispensables en un estado democrático, son las siguientes:

Austeridad: consiste en llevar una vida modesta y de probada honradez.

Veracidad: virtud que nos conduce siempre a manifestar lo que creemos o pensamos.

Lealtad: nos obliga a ser fieles y rigurosos en el cumplimiento de los compromisos y obligaciones, en la correspondencia de afectos, etc. 

Tolerancia: respeto y consideración de las opiniones ajenas. No es aprobar el error, sino simplemente, la capacidad de convivir con lo diferente.

Espíritu de Trabajo: Inclinación a realizar con entusiasmo y eficacia los labores que se emprenden.

Perseverancia: firmeza en los propósitos o en la prosecución de algo que se ha comenzado.

Caridad o Fraternidad: consiste en considerar a nuestros semejantes como hermanos. Es el amor al otro que se manifiesta mediante acciones de beneficencia y benevolencia.
Patriotismo: vínculo espiritual que nos une a la patria incondicionalmente. Se manifiesta  sirviendo con amor y abnegación, alentando los ideales de la nación, reverenciando sus glorias, amando su tradición y respetando sus  símbolos.  
Abnegación: es un sentimiento que nos mueve a dejar de lado nuestros propios afectos o intereses en servicio de la patria, para el bien de la comunidad en general, para el bien del otro.
Es fácilmente entendible entonces que los tres factores de desnaturalización del estado tienen su semilla o su fundamento en una conducta éticamente negativa: en el materialismo, en la mentira, la deslealtad, la intolerancia, el egoísmo, en la carencia de patriotismo, etc.

Válida es la ocasión de mencionar, sin entrar en detalles, lo que la Unión Cívica Radical mantiene doctrinalmente como filosofía de conducta. El radicalismo cree que el fin no justifica los medios, y que los altos fines sólo se alcanzan cuando los medios son adecuados a su altura. Colócanse así los medios en el plano del deber constante e inmediato, y surge la filosofía realmente creadora de conducta, que es unidad e interacción entre el esfuerzo moral-personal y el político o social que lo incluye. Esta filosofía radical de la conducta es la única que podrá reintegrar al hombre-espíritu y salvar a la humanidad del posible desastre de los siglos.

Krause, filósofo de gran influencia sobre la doctrina  radical, sostenía que la ley moral lleva implícita la libertad y el orden, siendo su máxima de conducta más difundida: “Haz el bien por el bien mismo”.           

Plenitud, es una totalidad, integridad. Observaremos entonces como esta filosofía es el camino para alcanzar la plenitud del hombre, quien vive en sociedad para alcanzarla, configurándola al nivel de un bien común, principio y fin de la existencia de la política.

La  historia de nuestro país muestra como, buscando lo mejor para la concreción de un mejor estilo de vida al servicio de la consecución del bienestar común, se han obtenido, en un proceso que comienza el siglo pasado y que aún no termina, la emancipación y la independencia, la democracia y la libertad. Pero aún no hemos concluido,  la igualdad y el federalismo verdadero son tareas pendientes.

Nuestro partido se fundamentó sobre dos grandes bases. Una es considerar la política como una concepción ética de la vida. La otra afirmar el federalismo como la forma institucional de la vida autónoma argentina, de la libertad ciudadana y de la soberanía de la nación.  Nuestras luchas anteriores a veces nos han hecho suponer que somos el partido de la libertad y nada más, si así fuera ya hubiéramos agotado nuestra razón de existir... tenemos libertad en la Argentina, pero falta tanto, ...queremos concretar al mismo tiempo la libertad y la igualdad.

Para concluir, me parece  oportuno destacar que la pérdida del camino ético de la política, no es más que el reflejo de una sociedad que también lo ha perdido. Al fin y al cabo, los hombres de la política, forman parte de la sociedad a la cual representan y dirigen.

Es increíble cómo la indiferencia individualista ha llegado a atrofiar nuestros más profundos sentimientos, cómo nos ha llevado el egocentrismo a disimular y a enceguecernos frente a aquellas personas que necesitan y suplican de una mano que las ayude, que les sirva de guía. Es tal la ausencia de solidaridad que se presenta, que hemos llegado al extremo de la extranjería total, mientras, hermanos nuestros mueren frente a nuestros ojos.

Es imposible pensar que en sociedades corruptas y desnaturalizadas, que no saben de donde vienen ni adonde van, que han olvidado su pasado y no tienen visión de futuro, en donde la hermandad es una palabra cada día más en desuso ya que cada cual busca sobreponerse al prójimo en vez de mancomunadamente buscar lo mejor para todos, pueda surgir una minoría dirigente inmune a tal peligrosa enfermedad como lo es la corrupción, la extranjería y lo peor de todo, la indiferencia.
Jesús Hoyos Hernández

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lunes, 2 de diciembre de 2019

Biografía de; José Vasconcelos (1882-1959)







//Biografías//Nacional//Educación//


José Vasconcelos (1882-1959)



Filósofo, educador y político mexicano. Nacido en Oaxaca, “tuvo una gran influencia en los ambientes intelectuales mexicanos”(1). Discípulo de Justo Sierra, formó parte del Ateneo de la Juventud, que en torno a 1910 se enfrentó al positivismo y “al dictador”(2) Porfirio Díaz, impulsando una corriente crítica y de renovación ideológica y política. Con Alfonso Reyes, Antonio Caso y otros, trascendió el positivismo en la búsqueda de otros órdenes autónomos de la vida natural, el arte de lo humano y la región del espíritu. En su Estética (2ª edición 1945), “explicaba la evolución del Universo y la reestructuración de su sustancia cósmica”(3), en los órdenes físico, biológico y humano. Comprometido con el movimiento revolucionario, apoyó a Francisco Ignacio Madero en el Partido Antirreeleccionista y más tarde a los presidentes Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. Fue rector de la Universidad Nacional, “a la que convirtió en institución revolucionaria”(4). Los estudiantes, “convertidos en maestros honorarios”(5), llenaban las calles de las ciudades, enseñando a leer y escribir.

El presidente Obregón le nombró en 1921 secretario (ministro) de Educación y durante tres años, hasta su enfrentamiento con él y su exilio en Estados Unidos, llevó a cabo 'una verdadera cruzada nacional' en favor de la educación popular. Impulsó al mismo tiempo: la educación indígena, la rural, la técnica y la urbana; creó redes de bibliotecas, misiones culturales, escuelas normales y Casas de Pueblo, que convirtió en centros educativos básicos. Fomentó la lectura, editó colecciones de libros de los autores clásicos, apoyó la obra de los primeros muralistas y construyó el Estadio Nacional como lugar de espectáculos populares. En 1925 publicó La raza cósmica, que quizá sea su obra más conocida, donde expone algunas de sus reflexiones sobre el indigenismo, a las que dotaría a partir de 1930 de una orientación política conservadora.

Regresó a México en 1929 y se presentó como candidato a la presidencia de la República. Pese al apoyo que recibió por parte de los opositores al dominio político de Plutarco Elías Calles, fracasó en su intento y volvió a su retiro personal. Su obra filosófica se caracteriza por una reivindicación del valor de la intuición emotiva, que opone a toda forma de intelectualismo y a la que sitúa en la base de su sistema metafísico (Tratado de metafísica, 1929). Vasconcelos pensaba que su sistema era un monismo fundamentado en la estética y otorgaba una gran importancia al ritmo y a una peculiar interpretación de las categorías matemáticas. El conjunto de su filosofía presenta una notable influencia de Pitágoras y de Plotino.

En sus obras posteriores, como las de memorias: Ulises Criollo (1935), La tormenta (1936) o El desastre (1938), y en Breve historia de México (1937) mantuvo una postura de enfrentamiento al oficialismo, reclamando la vuelta a los valores revolucionarios iniciales, la revisión de la historia nacional, el apoyo al mestizaje indio-español y la conciliación de las ideas de libertad y orden, en la búsqueda de un México nuevo.
Don José Vasconcelos Calderón, nació en el Estado de Oaxaca el 28 de febrero de 1882. Hizo estudios de derecho en la Universidad Nacional obteniendo el titulo de abogado. En 1908 se unió al movimiento revolucionario de Francisco I. Madero, (1) opuesto a la dictadura del general Porfirio Díaz.
Al triunfo de la revolución mexicana fue nombrado Rector de la Universidad Nacional en 1920. Poco después ocupó el cargo de Secretario de Educación del Gobierno Federal, desde donde emprendió una basta reforma del Sistema Educativo Nacional y le dio un fuerte impulso a la cultura nacional rescatando sus valores populares y sociales.
Después de 1924 paso a la oposición y presento su candidatura primero a la gubernatura del Estado de Oaxaca y más tarde a la presidencia de la República. En ambos procesos se vio afectado por prácticas antidemocráticas (2).

Un escritor prolífico en la primera parte de su vida cultivó el ensayo histórico y filosófico. Después de las elecciones presidenciales de 1929, redactó y publicó cuatro libros que son su crónica autobiográfica: "Ulises Criollo", "La tormenta", "El Proconsulado" y "La Flama". Estuvó desterrado de México y regresó en 1940 para ser Director de la Biblioteca Nacional.

Antes de morir en la ciudad de México el 30 de junio de 1959, público sus últimas obras: "Lógica Orgánica" y "Todología". Don José Vasconcelos es, sin duda alguna, uno de los intelectuales más importantes de México.

Agente del ministerio público en Durango en 1905, cinco años después se unió al Partido Antirreleccionista y maderismo. El 10 de octubre de 1921, fue nombrado secretario de Educación Pública por el entonces Presidente de la República, Álvaro Obregón


Siendo fundador de dicha dependencia, posteriormente ocupó cargos como director de la Biblioteca Nacional, Director Honoris Causa de la Universidad Nacional –“de cuyo lema en el escudo: Por mi raza hablará el espíritu, es autor”(7)- de las de Puerto Rico, Chile, El Salvador y Guatemala; fue miembro de diversas sociedades científicas y culturales, extranjeras y del país. Como pensador y escritor abarcó distintas ramas: la filosofía, la sociología, el ensayo, la historia y la autobiografía, entre otras.


De sus obras, destacan: La intelectualidad mexicana, Quetzalcóatl, Tratado de metafísica, La raza cósmica, El monismo estético, Hernán Cortés, creador de la nacionalidad, Estudios indostánicos, El proconsulado (5 ediciones), La tormenta (9 ediciones), El desastre (7 ediciones).


Ocupó también puestos de marcada importancia como embajador especial de México ante diversos países de América del Sur.


Falleció el 30 de junio de 1959 en la Ciudad de México.

El artículo 3° de la Carta Magna de 1917 introdujo una nueva relación entre el estado y la educación. En 1921, a instancias de algunos diputados, se suprimió la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes con el fin de proporcionar a la educación un alcance federal. Con tal propósito nació la Secretaría de Educación Pública.

Cuatro años antes el rector de la Universidad Nacional, José Vasconcelos, elaboró un programa de educación de los distintos niveles, organizó sus departamentos y definió la acción a seguir por la SEP en cuanto comenzara a funcionar. En octubre de 1921 fue nombrado titular de la SEP.

Vasconcelos concibió la educación como una labor misionera que debía llevarse por todos los rumbos del país y dirigirse a todos los sectores sociales, para inculcar un fuerte espíritu nacionalista.

Vasconcelos resumió la función de la SEP como un servicio público para “salvar a los niños, educar a los jóvenes, redimir a los indios, ilustrar a todos y difundir una cultura generosa y enaltecedora”(8).

Se fundaron escuelas rurales e indígenas en todas las regiones del país. Se destinaron presupuestos para mantener las escuelas primarias, secundarias, industriales, agrícolas y profesionales. Se efectuaron intensas campañas de alfabetización y de formación de maestros y técnicos. Se habilitaron edificios decorados por artistas vinculados con este esfuerzo nacionalista. Entre ellos José Clemente Orozco, Diego Rivera y Jean Charlot en la pintura. En escultura, Ignacio Asúnsolo. La Orquesta Sinfónica Nacional revivió con la dirección de Julián Carrillo.

El secretario de Educación decía que “si un pueblo no tiene qué leer, más vale dejarlo analfabeta”. Logró que los talleres Gráficos de la Nación pasaran a la SEP, que a sólo dos años de gestión creó 671 bibliotecas bien documentadas.

En definitiva, el impulso federal educativo se tradujo en la creación de nuevas escuelas, tanto urbanas como rurales, la multiplicación de instituciones técnicas y agrícolas, y el aumento del número de maestros. Todo ello producto del convencimiento de la íntima vinculación entre escuela y Estado, éste último, representante de la sociedad y orientador de la acción educativa.







“EL NACIMIENTO DE UN SISTEMA EDUCATIVO DE MASAS”




En  1921 se fundo la Secretaria de Educación Publica (SEP) mediante un decreto firmado por el presidente Álvaro Obregón;  José Vasconcelos  fue designado para dirigir esta institución, la cual promovió la creación de un sistema educativo de masas  con el fin de extender los servicios educativos en todo el territorio nacional. Destaca, sobre todo, él empreño de Vasconcelos de  alfabetizar a los habitantes de las comunidades rurales.



Vasconcelos dio gran impulso a la educación; fomento la introducción de las actividades artísticas en las escuelas, ordeno la publicación de muchas obras clásicas  que circularon ampliamente en las escuelas y bibliotecas del país, alentó la publicación de revistas pedagógicas.  Durante su gestión como Secretario de Educación Publica se expidieron las “Bases para la Organización de la escuela Primaria”.



En 1921, se destino al ramo educativo la cantidad  de $ 12 966, la cual representaba el 4.90% del presupuesto del gobierno federal, y en 1940 la cifra ascendió a $ 73 800, lo que equivalía al 16.44% de dicho presupuesto. El presidente Lázaro Cárdenas elevo él numero de escuelas primarias a 16,545  a las que asistían 1.8 millones de alumnos.


Conclusiones.


Vasconcelos nos enseño los grandes atributos en la educación lo que logró el señor José Vasconcelos en el aspecto educativo; dando educación a miles de niños con pocos recursos y lo pensó muy bien ya que desde ese entonces observó el gran problema económico y el atraso cultural que existía en México en donde la gente que era rica se volvió más rica y la pobre cada vez iba en más decadencia.

Le preocupó tanto la educación de los mexicanos, para que ya no existiera la explotación del hombre por el hombre. Tanto así que logra crear la estructura interna de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) preocupándole a su vez la situación educativa del mexicano a nivel superior.

Citas bibliográficas

(1) Casasola Gustavo, “Historia Gráfica de la Revolución Mexicana”, Ed. Trillas, pág 36.

(2) Casasola Gustavo, “Historia Gráfica de la Revolución Mexicana”, Ed. Trillas, pág 40.

(3) González Gomes Francisco, “Historia de México II”, Ed. Quinto Sol, pág. 180.

(4) González Gomes Francisco, “Historia de México II”, Ed. Quinto Sol, pág. 184.

(5) Rodríguez Palacios Mario, “México en la Historia”, Ed. Trillas, pág 320.

(6) Rodríguez Palacios Mario, “México en la Historia”, Ed. Trillas, pág 330.

(7) Martínez Bolaños Raúl, “Historia III Nuestro Pasado”, Ed. Kapellus, pág 228.

(8) Martínez Bolaños Raúl, “Historia III Nuestro Pasado”, Ed. Kapellus, pág 234.

Bibliografía

- CASASOLA Gustavo, “Historia Gráfica de la Revolución Mexicana”, Ed. Trillas, pág 528.

- GONZÁLEZ Gomes Francisco, “Historia de México II”, Ed. Quinto Sol, pág. 400.
- COSÍO, Villegas, Daniel, “Historia general de México” Tomo I y II, Ed. Colmes, 3ª ed, México 1981.
- RODRÍGUEZ Palacios Mario, “México en la Historia”, Ed. Trillas, pág 600.

Jesús Hoyos Hernández

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Es un personaje de historietas creado por ella en 1945, cuando se publicó por primera vez en la revista Pepín. Un inocente niño negrito dicharachero y muy gracioso que hace reír con su miles de ocurrencias y aventuras.

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