//Por Jesús Hoyos Hernández//Proyectando a México//Herencia Cultural
//Prehispánica//
Capisayo (Kachinda') El capisayo, kachinda' en lengua ngiwa, es un atuendo tradicional de palma, elaborado y usado por nuestros abuelos desde hace siglos, su uso era indispensable en temporadas de lluvia, siendo de gran utilidad en las jornadas de siembra y en el pastoreo de ganado. El uso del capisayo ha sido representado en algunos códices coloniales, aunque su origen se remonta al pasado precolombino y es compartido por diversos pueblos originarios, sin embargo, la forma de su elaboración varia de acuerdo a la técnica de tejido de cada pueblo. En algunas comunidades de nuestra región ngiwa, aún existen artesanos que elaboran este atuendo tradicional, a pesar de que en la actualidad ha ido cayendo en desuso y ha sido sustituido por impermeables sintéticos. Asi mismo, su utilización también se ha arraigado en algunas comunidades, donde se ha reservado para la representación en algunas danzas tradicionales. Es una capa hecha de palma que era utilizada para cubrirse del frío, la lluvia y el granizo. Históricamente se sabe que los chichimecas portaban estas capas de palma. En el Códice de Cuauhtinchan aparecen unos personajes ataviados con esta indumentaria.
El capisayo o el capote de palma o Tisikuarhi para la variante purhepecha de Angahuan y Xereparha para los de Arantepakua es un impermeable natural confeccionado con hojas de palma que se conseguían en el sur de Ario de Rosales y además se hacían en Quinceo y Turicuaro. Muy amigable con la naturaleza. Se enrrollaban y se ataban cargandoselas en la espalda los campesinos y los pastores y únicamente lo desataban para ponérselo cuando estuviera lloviendo. Una traducción aproximada de la palabra Tisikuarhi podría referirse a alguna cosa que está con en cuerpo enmarañado.
El capisayo fue el Impermeable indígena de hojas de palmas trenzadas. De origen prehispánico, es una prenda tejida que protege contra la lluvia. Conocido también como Capisayo en la Chinantla y Oaxaca, en Texcoco Pachón, en Michoacán Chereque, Cherépara o Chiripe, y China. El capisayo es una capa abierta hecha con elementos naturales para resguardar a la gente de la lluvia y la intemperie. Protege a la persona desde los hombros hasta las rodillas. Este impermeable natural también protege del frío. En México el capisayo fue utilizado desde antes de la llegada de los españoles a suelo americano. Durante la Colonia dicha prenda fue parte de la indumentaria habitual en casi todas las regiones indígenas, acompañada generalmente de un sombrero. Se le podía encontrar en la Huasteca, la región Purépecha, el Centro de México, Oaxaca, Guerrero, Chiapas y en el área maya. De acuerdo a la región origen, varía su nombre, tejido y materiales usados. La palabra capisayo viene del latín.
cappa = capucha
sayo = manto grueso.
Se le conoce también con otros nombres:
- Capote.
- China.
- Pachón.
- Chereque.
- Chiripe.
- Cherépara.
Cuando la lluvia arrecia, el ingenio del arte popular resplandece.
En los años 40s, había pueblos expertos en la fabricación de capotes de palma.
Dice: en este arte y eran las mujeres las encargadas de su manufactura, aunque también hay hombres que lo hacen. Los capotes se fabrican colocando sobre el suelo trenzas de palma distendidas, sobre las cuales se amarran hojas no tejidas de palma, imbricando en el exterior las capas en la forma en que se hace el tejado de las casas. La palma se trabaja previamente humedecida. En el pasado muchos campesinos portaban sus nahuales "capotes" en tiempo de lluvias, no sólo cuando trabajaban en el campo sino cuando bajaban al tianguis a vender sus productos o realizar compras.
Este impermeable natural ha acompañado a los pueblos originarios de México desde tiempos prehispánicos, y se usó ampliamente durante la Colonia en regiones como la Huasteca, la zona Purépecha, el centro de México, Oaxaca, Guerrero, Chiapas y la región maya. Tejido con palma, lana, ixtle o fibra de maguey, el capisayo es arte textil, funcionalidad e identidad, todo en una sola pieza.
Dependiendo la región se le conoce con distintos nombres: Tzoyapetlatl, Capisayo, Capizayo, Pachón, Capote o Nahual de palma; como le llamaban en Huexotzinco, una comunidad al norte del centro de México
Los capotes de palma fueron descritos y fotografiados por viajeros y etnógrafos que visitaron Michoacán y otros estados productores de esta fibra vegetal en el último tercio del siglo XIX.
Un ejemplo del nahual de palma aparece en el códice Xólotl, un líder de los chichimecas porta una especie de capa tejida con hojas de palma, pero también en la historia tolteca-chichimeca se puede observa dos líderes de aquellas tribus usando una especie de tilma con hojas de palma que se asemeja al nahual de palma.
Fotos antiguas de Tipos Mexicanos usando capotes de palma por el Fotógrafo Charles B. Waite. (Charles B. Waite, Fotógrafos)
Casa de la cultura, Puebla,pue.La palma se trabaja previamente humedecida. En el pasado muchos campesinos portaban sus nahuales "capotes" en tiempo de lluvias, no sólo cuando trabajaban en el campo sino cuando bajaban al tianguis a vender sus productos o realizar compras.
Los Capotes eran famosos, por su resistencia y amplitud. Se utilizaba amarrado a los hombros; era cómodo y no dejaba pasar el agua. Cuando estaban secos, podían servir como colchón en tiempos de frío. Decayeron cuando a fines de los años 70s porque hicieron su aparición masiva las mangas de hule y los impermeables plasticos de diversos colores.
En la actualidad con hojas de la Brabea Duleis también se hacen petates, se techan viviendas campesinas y se confecciona una gran variedad de objetos de
uso doméstico como bolsas, morrales, cestos para guardar ropa, tortilleros, escobas, sacudidores, sopladores, asientos de sillas de madera y juguetes de diversas figuras. Con la fibra de color cafe rojizo, que se da entre la base de cada palma y el tronco, conocida comúnmente como anjeo, se preparan sudaderos para los lomos de las bestias de montar o de carga antes de colocarles la silla, las albardas y los fustes o aparejos; son piezas rectangulares de aproximadamente 120 centimetros de largo por unos 60 o 70 de ancho y unos 5 centimetros de espesor, formadas por fibras pensadas y cosidas a mano con hilo de ixtle y aguja de aria.
El arte de la cestería es una herencia ancestral de las primeras prácticas que el hombre aprendió e hizo infinidad de usos. A la palma de abanico de dónde se extrae el material para la fabricación y tejido, se le conoce con el nombre de Pímu, en P'urhepecha y con el de ixhuahuautl, en náhuatl.
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