Por; Jesús Hoyos Hernández//Nacional//Cine mexicano// Época de Oro del cine mexicano// Muisca//
Biografía del piporro
Lalo González
"Piporro"
Eulalio
González Ramírez (Los Herreras, Nuevo León, 16 de diciembre de 1921-San Pedro
Garza García, Nuevo León, 1 de septiembre de 2003), Fue
un actor, locutor, guionista, cantante y compositor de música norteña y de
mariachi, considerado como uno de los grandes cómicos de todos los tiempos
dentro del cine de oro mexicano. Jesús Martínez «Palillo» le dio el mote «El
rey del taconazo» después de una temporada a su lado en el teatro Folies
Bergère y debido a su creación: el baile del taconazo, conocido también como
redova norteña.
Biografía
Eulalio
González Ramírez nació en el municipio de Los Herreras en el estado mexicano de
Nuevo León el 16 de diciembre de 1921, hijo primogénito de Pablo González
Barrera, empleado aduanal, y Elvira Ramírez. Pasó su infancia, debido al
trabajo de su padre, habitando diversos sitios fronterizos del norte de México,
y es viviendo en Ciudad Guerrero (ahora bajo las aguas de la Presa Falcón),
Tamaulipas donde tiene su primer contacto con la radio, hecho que lo haría
soñar con ser un famoso locutor. Ya en su juventud su padre lo anima a estudiar
el bachillerato en medicina, carrera que abandona, cambiándola por la de
contaduría, carrera de la que no obstante haberse titulado, nunca ejerció, pues
su inquietud por el periodismo lo lleva a trabajar en periódico El Porvenir de
Monterrey, como reportero y estenógrafo, cubriendo una nota para el diario en
la estación de radio XEMR-AM. En diciembre de 1942 le llega la oportunidad de
convertirse en locutor de la misma, así como de conducir algunos eventos en
vivo, desde cenas de gala hasta funciones nocturnas de lucha libre. También fue
locutor en la XEFB,
igualmente en Monterrey.
Un
fugaz paso por la XEQ
hizo que uno de los programas donde participó se retransmitiera en XEW, lo que
le llevó a abandonar el norte de la República para probar suerte en la capital. Las
aspiraciones de Eulalio lo llevan a viajar en 1944 a la cosmopolita Ciudad
de México para tratar de colocarse como anunciador en la entonces famosa
"Voz de América Latina", la
XEW, en donde fue aceptado pero no como locutor, sino como
actor de radionovelas. A fines de la década de los 40 se hace una audición para
interpretar un personaje llamado “El Piporro” en la serie radiofónica Ahí viene
Martín Corona en la XEQ,
protagonizada por el astro cinematográfico Pedro Infante, logrando rotundo
éxito y adoptando Eulalio el mote con que sería popularmente conocido en su
posterior carrera en el cine. Poco tiempo después, fue el propio Pedro Infante
quien presentó al Piporro junto con todo el elenco de la serie radiofónica en
el Teatro Lírico para que la gente lo conociera tal y como era. Luego de esa
temporada, vinieron las presentaciones en otros teatros de revista y
posteriores actuaciones en el cine.
Carrera
cinematográfica
Es
debido al éxito que tuvo la serie radiofónica Ahí viene Martín Corona, que el
conocido productor y director Miguel Zacarías prepara la adaptación al cine en
1951, llevando nuevamente a Pedro Infante en el rol principal y a Sara Montiel
como su contraparte femenina. El mismo Infante le consigue a Eulalio una prueba
para que realizara el mismo personaje que interpretaba en radio, después de
muchas dudas, pues se trataba de un personaje sesentón y el aspirante apenas
llegaba a los 30 años de edad. Después de unos pequeños trucos de maquillaje y
lograr un buen sketch, consiguió ser contratado para el film y su secuela
filmada al mismo tiempo: El enamorado. Previamente Piporro había debutado en
pequeñas intervenciones, la primera de ellas en 1950 en la cinta protagonizada
por la guapa checa Miroslava, La muerte enamorada, en donde también debutaría
otra posterior estrella de la comedia: Mauricio Garcés.
Después
de sus afortunadas participaciones en las películas sobre “Martín Corona”,
Piporro siguió su carrera con papeles de soporte en cintas como: El Mariachi
desconocido (1953), que le permitió alternar con uno de los cómicos de mayor
renombre de la época: Germán Valdés “Tin Tan”, la trilogía de aventuras sobre
El águila negra (1954), estelarizadas por Fernando Casanova, Píntame angelitos
blancos (1955), que le reportó una nominación al Ariel como actor de cuadro,
así como tres participaciones más al lado de su mecenas y padrino artístico
Pedro Infante: Cuidado con el amor (1954), Escuela de música (1955) y Los
Gavilanes (1956).
En
1955 tiene un primer acercamiento con el tipo de cine que lo haría mayormente
popular, ya no como actor de reparto, sino como protagonista en los años 50 y
60. La cinta en cuestión fue Espaldas mojadas, dirigida por Alejandro Galindo y
protagonizada por David Silva y Víctor Parra, y por la que ganó el Ariel,
siendo ésta la primera película del cine mexicano que tocó el tema de los
migrantes indocumentados, el cual era poco conocido y tratado en esos años,
hasta que en esta cinta se vio realmente la dura y penosa realidad de los
migrantes al cruzar la frontera ilegalmente. Después de esta película participó
en varias que trataban de rememorar los éxitos, muchas veces con poca fortuna,
de la época de oro del cine mexicano (1936-1958), una de ellas la surrealista
La nave de los monstruos (1960) de Rogelio A. González, junto a “La reina del
cine fantástico” Lorena Velázquez, que terminó por ser de culto en fechas recientes;
hasta que encontró la fórmula del éxito con una serie de films que trataban
problemas fronterizos con los que se identificaban los habitantes del norte de
México, así como los migrantes mexicanos en Estados Unidos; estas fueron El
terror de la frontera (1963), El rey del tomate (1963), El bracero del año
(1964) y El Pocho (1970), cinta que él mismo produce y dirige, siendo su única
experiencia detrás de las cámaras. Esta película antes mencionada es una muy
particular visión del sincretismo cultural y social del mundo al que deben
enfrentarse los paisanos mexicanos que hacen vida más allá de la frontera del
norte. Otra cinta de mucho éxito fue La valentina (1966), en la que llevaba
como pareja femenina a María Félix y en donde colabora con el argumento.
Después
de filmar El pocho en 1970 (donde fungió como productor, director y actor),
sufrió un boicot por parte de la
Asociación de Productores Cinematográficos, retirándose casi
seis años de los sets cinematográficos y enfocándose totalmente a sus presentaciones
personales en televisión, plazas de toros, palenques y caravanas artísticas.
Años después regresa con una estupenda comedia dirigida por Roberto Gavaldón,
Las cenizas del diputado (1976), tal vez su última cinta importante. En algunas
de las posteriores secundaba a cantantes populares, pero que no destacaban en
la actuación, caso de Vicente Fernández, con quien hizo El macho (1987), El
diablo, el santo y el tonto (1987) y Entre compadres te veas (1989), nueva
versión de la cinta de gran éxito Los tres alegres compadres (1952),
protagonizada en su momento por Jorge Negrete, Pedro Armendáriz y Andrés Soler,
aquí sustituidos por Fernández, el dominicano Andrés García y el propio
Piporro, que fue el único que salió bien librado en este remake. La última
película en la que participó Eulalio fue Ni parientes somos (1990), al lado del
popular grupo de música norteña Los tigres del norte.
Carrera musical
Entre
sus interpretaciones y composiciones más famosas figuran: El taconazo, su
canción más célebre y conocida por la cual fue conocido como: "El rey del
taconazo", Agustín Jaime, Melitón el abusón, Rosita Alvirez, El Güero
aventado, Don Baldomero, El cascarazo, El terror de la frontera, Lucio Vázquez,
Borrachera, El ojo de vidrio, El gorgorello (esta canción la compuso
especialmente para su padrino artístico Pedro Infante), Los ojos de Pancha, El
siete vidas, Olé, ajúa y olé (canción escrita por su afición a la fiesta brava
de los toros y su amistad con algunos toreros de la época), Natalio Reyes Colás,
La estrea del desello, El muchacho alegre, El abuelo yeyé, Llegó borracho el
borracho, Levantando polvadera, Gumaro Sotero, Simón Blanco, Eres casado, El
perro negro, Corrido de Teodoro Godínez y Chulas fronteras, que fue una de sus
canciones más emblemáticas y adoptada como casi un himno de la zona fronteriza
norte de México. Grabó varios discos bajo los sellos discográficos Discos
Musart y Discos Orfeón.
Participó
y encabezó algunas caravanas musicales a lo largo de la República Mexicana
y Estados Unidos organizadas por la Cervecería Modelo-Corona
y también en algunas emisiones televisivas de la entonces televisora
Telesistema Mexicano, hoy Televisa, destacando la emisión "Programa
Espectacular Domecq", programa cómico musical transmitido en 1972.
Últimos
años y muerte
En
1993 Piporro recibió la
Presea Eduardo Arozamena por parte de la A.N.D.A. por sus 50 años de
trayectoria artística y musical. Al año siguiente tiene una actuación especial
en la telenovela Agujetas de color de rosa. En 1996 actúa en la obra de teatro
Ajúa 400, con la que celebró los 400 años de la fundación de Monterrey. En 1999
presenta junto a editorial Diana su libro Autobiogr...ajúa y
anecdo...taconario, que relata con gracia y picardía su vida, su trayectoria
artística, musical y cinematográfica. En febrero de 2003 también obtuvo el
Premio Especial de la revista "Furia Musical" por su amplia
trayectoria artística y musical, siendo su último reconocimiento en vida. (Un
año antes este premio fue otorgado post mortem a su padrino artístico y mecenas
Pedro Infante).
Eulalio
González falleció el 1 de septiembre de 2003, en el transcurso de la madrugada,
en su domicilio de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, a causa de un infarto al
miocardio.
Un
día antes había conducido un evento en el que le rindieron homenaje a sus
amigos Manuel Esperón y Oscar Chávez en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, siendo su
última aparición en público. A la fecha es considerado un ícono de la música
norteña y el estereotipo del mexicano norteño-fronterizo.
Eulalio
González Ramírez nació en Los Herrera, Nuevo León, el 16 de diciembre de 1923.
Actor característico del tipo cien por ciento norteño de México. En su niñez
viajó por varios estados del norte de la República en compañía de su familia, ya que su
padre era empleado de aduanas. Estudió contaduría y fue estenógrafo, pero sus
inclinaciones artísticas lo llevaron a imitar cantantes en la radiodifusora
XEMR de Monterrey.
Aún
era muy joven cuando llegó a la
Ciudad de México, con el propósito de ingresar como locutor a
la XEW, la cual
en su decir: “En aquel entonces era un castillo para todos los que habíamos
empezado en provincia” (A fin de cuentas, el Piporro y yo nos parecemos mucho:
Eulalio González. Primera parte. Por César Güemes, El Financiero, sección
cultura, 2 de noviembre, 1995. P. 47.)
Su
personaje El Piporro fue creado para la serie radiofónica Ahí viene Martín
Corona (1948), transmitido por la
XEW y protagonizada por Pedro Infante. La serie fue todo un
éxito. El público gustó mucho de las aventuras del afamado Martín Corona y de
su escudero Piporro, viejo sesentón del norte de la República, a quien debía
caracterizar –el por aquél entonces veinteañero— Eulalio González.
Tanto
fue el éxito de la serie que Miguel Zacarías la llevó al cine: Ahí viene Martín
Corona (1951). Si bien en la radio Eulalio González era una ‘especie de padre
de crianza de Martín Corona’, según palabras del propio actor, la imagen del
joven no correspondía a la de aquél escudero, por lo que el maquillaje lo
convirtió en el viejo simpático y gruñón que el público había imaginado al
escucharlo por la XEW.
Poco
tiempo después, fue el propio Pedro Infante quien presentó al Piporro en el
Teatro Lírico para que la gente lo conociera tal y como era. Luego de esa
temporada, vinieron las presentaciones en otros teatros de revista y
actuaciones en el cine.
Como
actor cinematográfico, filmo cerca de 55 películas, 30 en papeles
secundarios y 25 como protagonista. Entre las más conocidas destacan Los santos
reyes (Dir. Rafael Baledón, 1958); La nave de los monstruos (Dir. Rogelio A.
González, 1959); El rey del tomate (Dir. Miguel M. Delgado, 1962) Los Tales por cuáles. Etc. y El Pocho
(Dir. Eulalio González Piporro, 1969); por la que obtuvo una Diosa de Plata.
También obtuvo un Ariel por Espaldas mojadas (1953).
Es
autor de cerca de 100 canciones tales como: El taconazo, Melitón el abusón,
Agustín Jaime, Chulas fronteras, El terror de la frontera y El ojo de vidrio,
cantadas y actuadas por él mismo con su estilo muy peculiar, que agradaba a
quienes en su momento las habían escuchado.
Eulalio
González, además, es autor de guiones cinematográficos como El Pocho (Dir.
Eulalio González Piporro, 1969). De esta película se dijo: “la película que
Eulalio González Piporro produjo, escribió, actuó y dirigió, buscando más la
taquilla, que a algún crítico que se fijara en él como autor cinematográfico,
continúa, al menos por ahora recaudando pesos mexicanos…” (El Pocho o el café
con alma de blanco. Por José Carlos Méndez. Cineclub, Año 1, No. 2, enero de
1971. P.P. 46-47)
También
como guionista, El Piporro escribio muchas películas que él mismo interpreto, como es el caso de El macho (Dir. Rafael Villaseñor, 1987), una
sátira contra el machismo. Otras de sus historias, que ha escrito para la
pantalla grande esperan ser producidas. Tal es el caso de los guiones: La
barriada y El hombre del acordeón. (¡Ajúa, Pues! Piporro escribe guiones. Desea
devolver la comedia a nuestro cine. Por Tricia Becerril. El Sol de México,
sección de espectáculos, 10 de junio de 1987).
En
1999 Eulalio González presentó su libro su Autobiografía …ajúa y anecdo…taconario,
donde según Carlos Monsiváis: “hay decenas o centenares de refranes que
invento. Yo creo que desde la
Edad Media, nadie había inventado tantos refranes como él.
Entre otros soportes, su humor requiere de la agilidad magnífica para, por así
decirlo, improvisar la tradición”. (Piporro, un gran improvisador de la
tradición: Monsiváis. Por Arturo García Hernández. La Jornada, sección cultura,
28 de marzo de 1999. P. 28).
Por
último, El Piporro sintetiza así su oficio como escritor de cine: “Un actor
cómico no debe reducirse a decir en el cine, teatro, radio o televisión, lo que
a otra persona se le ocurra escribir, sino participar en la confección de
argumentos y hasta de diálogos, para dar un punto de vista personal que se
ajuste más a la psicología del personaje por interpretar”. (El Santo Rey de la
pantalla grande. Por Jaime Ramírez. El Financiero, sección espectador, 21 de
noviembre, 1998. P. 48).
Por lo general el piporro personifico, a un rural un policía encubierto de la cordada, luchando por la justicia, siempre persiguiendo a cuatreros, roba-bancos y asesinos. El temple inquebrantable del actor con ética y la comicidad que siempre lo caracterizo.
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